22 de diciembre de 2016

Discurso: ¿Por qué permite Dios el sufrimiento?

Lo más importante es la vindicación de la soberanía de Jehová. De ello depende la felicidad eterna de toda la creación. "Santificado sea tu nombre", nos enseño a pedir Jesús, y con su vida nos dio el ejemplo de como llevarlo a cabo: mediante la predicación. No hay otra forma de lograrlo. Por eso, es tan importante salir cada día y hablar de Jehová, en miles de lenguas y en miles de lugares. Es un privilegio increíblemente generoso de parte de Jehová el que seamos sus colaboradores (1 Corintios 3:9)
Un ejemplo de que lo más importante es la vindicación de su soberanía: Jehová no envió un ángel a avisar a Jacob de que José no había muerto, sino que permitió que sufriera. ¿Por qué no lo hizo? El propósito de Jehová es lo más importante. Nuestro servicio a Jehová debe estar por encima de las dificultades, nuestra lealtad a prueba de todo.


10 de diciembre de 2016

LIBRO GRATIS - ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ



¿Se ha preguntado alguna vez si Dios tiene sentimientos y emociones? o ¿Cómo es Dios? ¿Si podemos llegar a acercarnos a ese ser Todopoderoso? En realidad, todos deseamos mejorar nuestra relación con Dios. Pero, ¿podríamos mejorar nuestra relación con alguien a quien no conocemos? Por eso, es tan importante conocerlo, llegar a saber quien es él, no sólo conocerlo como creador y hacedor de todo lo conocido, sino como un Dios de amor, que se preocupa incesantemente por nosotros, por restablecer el vinculo que nosotros mismos cortamos. 
Piense en este texto: Vengan, pues, y enderecemos los asuntos entre nosotros —dice Jehová—. Aunque los pecados de ustedes resulten ser como escarlata, se les hará blancos justamente como la nieve; aunque sean rojos como tela de carmesí, llegarán a ser aun como la lana." (Isaias 1:18) Fíjese como Jehová hace un llamado amoroso para arreglar los asuntos. Y recuerde que él es el ofendido. Desde la época de Adán, fue el ser humano quien lo ofendió y decidió rebelarse contra él. Aún así, él amorosamente desea arreglar los asuntos. ¿No es sorprendente tanto amor de parte de un Dios infinitamente superior a nosotros?
Por ello es tan importante leer este libro. A través de él conoceremos mucho más acerca de Jehová Dios y de como la Biblia nos ayuda a lograr este propósito. 

Aquí les dejo el enlace: Acerquémonos a Jehová 
O también puedes copiar y pegarlo en tu barra de direcciones: 
https://drive.google.com/file/d/0Bym6Hdz9Lcc8ZEFPaHJfMGt0VGs/view

Y listo!!! puedes leerlo y enterarte más de este Dios de amor. Claro, recuerda que todas las referencias que aparecen en el libro están en la Biblia, Este sólo es una forma de hacer que tu lectura sea mas amena. Que te vaya bien con la lectura de este libro. 



9 de diciembre de 2016

JW Broadcasting Diciembre 2016 Español

Salió al aire el nuevo broadcasting de este mes, un alimento muy especial. Esta dirigido a los jóvenes, los más vulnerables ante los ataques de Satanás y de este mundo seductor. Es triste escuchar o ver las noticias de como se les agrede, se les humilla, con palabras o por la fuerza y no se toman en cuenta sus sentimientos ni se les valora. Por eso, este programa es especial porque demuestra como Jehová se preocupa por los jóvenes, los valora, los entiende y quiere que ellos sean sus amigos. Si eres joven o tienes alguien adolescente o pequeño en casa o cerca de ti, un familiar, un vecino, o cualquiera que necesite un consejo, ayúdale a ver este vídeo, entenderá que su vida tiene importancia y sentido para Dios. Jehová espera mucho de ellos: "Sé sabio, hijo mío, y regocija mi corazón, para que pueda responder al que me está desafiando con escarnio." (Proverbios 27:11) En realidad, el Dios de amor, de bondad, de humildad, de paciencia, de felicidad, Jehová, ama los jóvenes y en el broadcasting de este mes se les brinda un alimento espiritual sólido, un alimento espiritual muy especial.

8 de diciembre de 2016

Vídeo : Seamos amorosos unos con otros

Una hermosa forma de ser amorosos unos con otros a pesar del cansancio, del estress, preocupándonos por poner en primer el interés de los demás, preguntando, escuchando que le sucedió en su día, entendiendo, comprendiendo, modificando nuestra forma de ser y actuar, poco a poco, respetando los tiempos para cada cosa, para cada asunto, dejando pasar las ofensas, los insultos, rehuyendo al enojo como al veneno de la serpiente, recordando versículos de la Biblia que puedan ayudarnos a superar esos problemas, esas dificultades, tratando de evitar los malos entendidos, dando el primer paso para mantener la paz entre nosotros, rehuyendo los chismes, no hablando mal de nadie, deseando lo mejor para todos, buscando siempre los temas espirituales en nuestras conversaciones, no olvidando a los mayores, para socorrerlos, tomando la oportunidad de demostrar nuestro amor cristiano, nuestro amor por Jehová a través de ellos, fortaleciéndonos dándoles fortaleza, recibiendo a los que recién llegan a la congregación, bendiciendo a Jehová por la oportunidad de demostrarle nuestro amor, obedeciendo y practicando sus mandamientos, y empezando a ser amorosos unos con otros.

4 de diciembre de 2016

¿Aprueba la Biblia los juegos de azar?




SI UNO se dejara llevar por el cine y la televisión, pensaría que los juegos de azar —sobre todo en los casinos— son algo propio de personas ricas, atractivas y sofisticadas. Pero es obvio que la realidad es muy distinta.
En el mundo real, la lotería, las apuestas deportivas y el juego por dinero en Internet cuentan con tantos adeptos como los propios casinos. Un libro especializado en el tema señala que los juegos de azar son “un vicio casi universal cuyo atractivo se ha extendido como la pólvora” (Internet Gambling [Los juegos de azar en Internet]). El póquer, por citar un caso, se ha convertido en uno de los “deportes” de moda en la televisión y en la Red. Según cierto periódico, un grupo de expertos señaló que el número de jugadores de póquer en Estados Unidos se duplicó en tan solo dieciocho meses.
Al hablar de juegos de azar, nos referimos a aquellos en los que se apuesta una suma de dinero con la esperanza de ganar una cantidad mayor. Muchas personas creen que no hay nada de malo en hacer apuestas, siempre y cuando el dinero que se estén jugando sea el suyo y no caigan en la adicción. De hecho, el Catecismo de la Iglesia Católica sostiene que los juegos de azar “no son en sí mismos contrarios a la justicia. No obstante, resultan moralmente inaceptables cuando privan a la persona de lo que le es necesario para atender a sus necesidades o las de los demás”. Sin embargo, no se aporta ninguna base bíblica para tal afirmación. Entonces, ¿cómo debe el cristiano ver este asunto? ¿Permite la Biblia jugar por dinero?
En primer lugar, hay que admitir que las Escrituras no contienen leyes específicas sobre los juegos de azar. Sin embargo, eso no significa que no ofrezcan ninguna guía al respecto. La Biblia no proporciona una regla concreta para cada situación que se nos presenta, pero sí nos da este mandato: “Sigan percibiendo cuál es la voluntad de Jehová” (Efesios 5:17). El verbo griego que se traduce “percibiendo” conlleva la idea de “un esfuerzo y una búsqueda diligente de entendimiento” (Carta a los Efesios. Comentario para exégesis y traducción). Por lo tanto, el cristiano que desea hacer la voluntad de Dios debe esforzarse de forma diligente por entender los principios bíblicos relacionados con este tema. A continuación analizaremos algunos pasajes de las Escrituras. Mientras lee los versículos, le invitamos a que se haga las siguientes preguntas: “¿Qué relación tiene este principio bíblico con los juegos de azar? Si yo jugara por dinero, ¿estaría haciendo la voluntad de Dios?”.

El señuelo de la buena suerte

Las apuestas se basan, al fin y al cabo, en el azar. Debido a ello, y sobre todo cuando hay dinero de por medio, los jugadores suelen confiar en la suerte, una misteriosa fuerza que supuestamente controla los resultados. Por ejemplo, a fin de atraer a la buena suerte, muchas personas compran solo determinados números de lotería, soplan los dados antes de tirarlos o incluso evitan por superstición ciertas palabras en las partidas de cartas y otros juegos.
Ahora bien, ¿qué tiene de malo encomendarse a los caprichos del azar? ¿Acaso no se trata simplemente de un inocente juego? Eso era lo que creían algunos israelitas de la antigüedad. Confiaban en que la suerte podía traerles felicidad y fortuna. Pero ¿cómo vio Jehová esa forma de pensar? Por medio del profeta Isaías, Dios les dijo: “Ustedes son los que dejan a Jehová, los que olvidan mi santa montaña, los que arreglan una mesa para el dios de la Buena Suerte y los que llenan vino mezclado para el dios del Destino” (Isaías 65:11). Como vemos, Jehová considera que la creencia en la suerte es una forma de idolatría y, por tanto, incompatible con la religión verdadera. A fin de cuentas, implica que se confía más en un poder imaginario que en Dios mismo. Y, desde luego, no hay motivo para pensar que Jehová haya cambiado su forma de ver este asunto.

El origen de los premios

Tanto si se apuesta por Internet o en un casino como si se compra lotería, quienes juegan por dinero suelen pasar por alto de dónde vienen realmente los premios. Y es que la gran diferencia entre el juego por dinero y una compra —u otra transacción legítima— estriba en que el jugador pretende quedarse con el dinero que pierden los demás. Según el Centro de Adicciones y Salud Mental, de Canadá, “por cada persona que se hace rica con la lotería, hay millones que han perdido su dinero”. ¿Qué principios bíblicos pueden ayudarnos a entender lo que Dios opina sobre estos juegos?
El último de los Diez Mandamientos que recibieron los israelitas decía: “No debes desear la esposa de tu semejante, ni su esclavo, ni su esclava, ni su toro, ni su asno, ni cosa alguna que pertenezca a tu semejante” (Éxodo 20:17). En efecto, codiciar los bienes del prójimo —lo que incluye su dinero y sus pertenencias— era un pecado tan grave como desear a su esposa. Siglos después, el apóstol Pablo les recordó a los cristianos este mandato: “No debes codiciar” (Romanos 7:7). Así pues, si un cristiano quisiera quedarse con lo que su prójimo pierde, ¿no sería eso codicia?
El periodista Phillip Vogel escribió: “Lo admitan o no, [la mayoría de los jugadores] sueñan en el fondo con convertir su apuesta inicial —aunque solo sean unos pocos dólares— en una fortuna”. Ansían tener un “golpe de suerte” que los haga ricos de la noche a la mañana. Esta actitud está en marcado contraste con las Escrituras, que aconsejan que el cristiano “haga trabajo duro, haciendo con las manos lo que sea buen trabajo, para que tenga algo que distribuir a alguien que tenga necesidad” (Efesios 4:28). Además, el apóstol Pablo dijo claramente: “Si alguien no quiere trabajar, que tampoco coma”. Así que se espera que los cristianos “coman alimento que ellos mismos ganen” (2 Tesalonicenses 3:10, 12). Y es obvio que las apuestas no pueden considerarse un auténtico trabajo.
Por muy intensos que puedan resultar algunos juegos de azar, lo que se gana en ellos no es un pago merecido por un trabajo realizado o un servicio prestado. El jugador arriesga su dinero sabiendo que tiene muy pocas posibilidades de acertar, pero confiando en que el azar le favorecerá antes o después. En otras palabras, pretende obtener beneficios con poco o ningún esfuerzo. Sin embargo, las Escrituras indican que el verdadero cristiano se gana el sustento con el sudor de su frente. El rey Salomón dijo sabiamente: “En cuanto al hombre, no hay nada mejor que el que coma y en realidad beba y haga que su alma vea el bien a causa de su duro trabajo. Esto [...] proviene de la mano del Dios verdadero” (Eclesiastés 2:24). En lugar de hacer castillos en el aire o buscar soluciones fáciles, los cristianos acuden a Dios para encontrar verdadera esperanza y felicidad.

Una trampa muy peligrosa

Aun si a alguien le va bien con las apuestas, no debe permitir que el entusiasmo le impida ver las consecuencias a largo plazo. Como indica Proverbios 20:21, una persona codiciosa tal vez obtenga muchas ganancias en un primer momento, pero “su propio futuro no será bendecido”. Muchos ganadores han terminado descubriendo, para desgracia suya, que el dinero no trae la felicidad. Sin duda, es mucho mejor que hagamos caso a la Biblia y no confiemos “en las riquezas inseguras, sino en Dios, que nos proporciona todas las cosas ricamente para que disfrutemos de ellas” (1 Timoteo 6:17).
Con todo, más allá de las pérdidas y las ganancias, los juegos de azar tienen un lado mucho más oscuro. La Biblia advierte: “Los que están resueltos a ser ricos caen en tentación y en un lazo y en muchos deseos insensatos y perjudiciales, que precipitan a los hombres en destrucción y ruina” (1 Timoteo 6:9). Al hablar de un “lazo”, el versículo se refiere a una trampa diseñada para atrapar a una víctima. Así les ha sucedido a miles de personas que apostaron por primera vez una pequeña cantidad, solo para “probar suerte”: terminaron atrapadas en un “lazo” del que no pudieron escapar. Y así es como la adicción a los juegos de azar ha arruinado numerosas carreras y ha roto muchísimas familias.
Después de analizar todos estos versículos bíblicos, ¿qué opina usted? ¿Aprueba Dios el juego por dinero? El apóstol Pablo dio este consejo a los cristianos: “Cesen de amoldarse a este sistema de cosas; más bien, transfórmense rehaciendo su mente, para que prueben para ustedes mismos lo que es la buena y la acepta y la perfecta voluntad de Dios” (Romanos 12:2). El verdadero cristiano no guía su vida por la opinión popular, sino por la voluntad de Jehová. Él es el “Dios feliz” y quiere que también seamos felices (1 Timoteo 1:11). Si le obedecemos, disfrutaremos de la vida sin sufrir las tristes consecuencias del juego por dinero.


Fuente: Atalaya del 2011, 01 de marzo