10 de julio de 2012

La solidaridad y los frutos del espíritu.

   
    La unidad es fruto del espíritu que representa la característica más férrea del ser humano: la armonía. No guerra, no violencia; armonía y paz. Pero, como se puede obtener este bien tan preciado. Basado en algunos textos bíblicos (Efesios 4, 15 – 16; Proverbios 29, 25; Hebreos 13, 4; 2 Tesalonicenses 2, 3-4; Efesios 3: 5-6, 14 -15) y en un articulo publicado en la Atalaya de estudio del mes de Septiembre, espero dar y obtener algunas respuestas.
     Primero, debemos quitarnos la amargura, la cólera, no usar palabras injuriosas, evitar la gritería; cultivar una actitud respetuosa con los demás, tratar de sembrar confianza respetando los espacios físicos y emocionales, así como la propiedad ajena, no tomar nada sin permiso, cuando no nos pertenece.
   Recuerden que el dejarse llevar por la ira puede traer terribles consecuencias: el lastimar a personas apreciadas para nosotros, alejarnos de ellas y causar resentimientos profundos, heridas emocionales difíciles de sanar. Por eso, no debemos dejarnos llevar por la ira, y aunque estuviéramos airados no hacer comentarios o actos precipitados. Segundo, debemos de perdonar de corazón y no echar en cara los errores del pasado, porque en caso contrario fomentaríamos la discordia y el conflicto.
   Por eso, debemos hablar solamente lo bueno, ser bondadosos unos con otros, ser compasivos, y perdonarnos siempre como Dios siempre nos perdona. (En otras palabras, ser imitadores del amor de Dios).
    Todos los seres humanos somos diferentes unos de otros. Algunos tienen mayor habilidad en una que otra actividad. Debemos buscar aquello de bueno en la otra persona, y tratar de ser un solo cuerpo que tiene una cabeza, que es Dios. Si un ser humano sufre en algún lugar del mundo debe dolernos también a nosotros como si fuera nuestro propio cuerpo.
   Tercero, nuestra conducta no debe ser relajada, es decir, debemos de evitar el coqueteo, sobretodo las personas casadas porque eso puede llevar a la infidelidad y causar la división en el hogar y la familia. Desechemos nuestra vieja personalidad y tratemos de construir una más acorde al ser humano que todos quisiéramos tener a nuestro lado.

9 de julio de 2012

PREDICA CON EL EJEMPLO

Tú, pues, que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo? 
Tú que predicas que no se debe robar, ¿robas? 
Tú que dices que no se debe cometer adulterio, ¿adulteras? 
Tú que abominas los ídolos, ¿saqueas templos? 
Tú que te jactas de la ley, ¿violando la ley deshonras a Dios? 
Porque EL NOMBRE DE DIOS ES BLASFEMADO 
ENTRE LOS GENTILES POR CAUSA DE VOSOTROS, 
tal como está escrito.

Romanos 2:21