22 de marzo de 2017

¿POR QUÉ TUVO QUE MORIR JESÚS?



La respuesta que da la Biblia

Jesús murió para que los humanos recibieran el perdón de sus pecados y la vida eterna (Romanos 6:23; Efesios 1:7). Además, al morir fiel, Jesús demostró que un ser humano puede permanecer leal a Dios incluso ante las pruebas más difíciles (Hebreos 4:15).

¿Cómo puede ser que la muerte de un hombre haga posible todo esto? Veamos.

1. Jesús murió para que obtuviéramos “el perdón de nuestros pecados” (Colosenses 1:14).
Dios hizo a Adán —el primer ser humano— perfecto, libre de pecado. Pero él decidió desobedecer a Dios, o pecar. Eso tuvo graves consecuencias para sus descendientes. La Biblia explica que por la desobediencia de un solo hombre, todos hemos llegado a ser pecadores (Romanos 5:19).

Jesús también era perfecto, pero él nunca pecó. Por eso, pudo entregar su vida en “sacrificio [...] por nuestros pecados” (1 Juan 2:2). Podríamos decir que la desobediencia de Adán dejó una mancha en la humanidad: el pecado. Sin embargo, la muerte de Jesús ha hecho posible que quienes ejercen fe en él puedan librarse de esa mancha.

Dicho de otra forma, Adán nos vendió al pecado, pero Jesús estuvo dispuesto a morir por todos nosotros y nos recompró. Por tanto, “si alguno [de nosotros] comete un pecado, tenemos un ayudante para con el Padre, a Jesucristo, uno que es justo” (1 Juan 2:1).

2.Jesús murió “para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna” (Juan 3:16).
Adán fue creado para vivir para siempre, pero, cuando pecó, recibió la condena de muerte. Por culpa de Adán, “el pecado entró en el mundo, y la muerte mediante el pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres porque todos habían pecado” (Romanos 5:12).

Sin embargo, la muerte de Jesús ha hecho posible que quienes ejercen fe en él puedan librarse de la mancha del pecado y de la sentencia de muerte. La Biblia dice que aunque “el pecado reinó con la muerte”, la “bondad inmerecida” reinaría “mediante la justicia con vida eterna en mira mediante Jesucristo nuestro Señor” (Romanos 5:21).

Es verdad que todavía nadie vive para siempre. Pero Dios ha prometido darles vida eterna a las personas buenas. Además, resucitará a los muertos para que también puedan beneficiarse del sacrificio de Cristo (Salmo 37:29; 1 Corintios 15:22).

3. Como Jesús fue “obediente hasta la muerte”, demostró que un ser humano puede permanecer fiel a Dios ante cualquier prueba (Filipenses 2:8).
El cuerpo y la mente de Adán eran perfectos. Pero Adán deseó con egoísmo algo que no le pertenecía y desobedeció a Dios (Génesis 2:16, 17; 3:6). Tiempo después, el mayor enemigo de Dios, Satanás, dio a entender que ningún ser humano obedecería a Dios desinteresadamente, y menos aún al ver su vida en juego (Job 2:4). Sin embargo, Jesús, que también era perfecto, obedeció a Dios en todo y siempre fue leal a él, a pesar de que esto le supuso sufrir una muerte dolorosa y humillante (Hebreos 7:26). De este modo, zanjó la cuestión de una vez por todas: un ser humano sí puede ser fiel a Dios ante cualquier prueba.

Preguntas sobre la muerte de Jesús

¿Por qué tuvo que sufrir y morir Jesús para salvar a la humanidad? ¿No podía Dios anular la condena de muerte?
La ley de Dios dice que “el salario que el pecado paga es muerte” (Romanos 6:23). Dios no le ocultó a Adán esta ley. Al contrario, se lo dijo claramente (Génesis 3:3). Cuando Adán pecó, Dios —“que no puede mentir”— cumplió su palabra (Tito 1:2). Así pues, Adán le pasó a sus descendientes, no solo el pecado, sino también el castigo por el pecado: la muerte.

Aunque los seres humanos merecen la muerte porque son pecadores, Dios les mostró bondad inmerecida (Efesios 1:7). La manera en que decidió salvar a la humanidad —enviar a su hijo Jesús para que entregara su vida perfecta en sacrificio— fue sumamente misericordiosa y justa.

¿Cuándo murió Jesús?
La Biblia dice que Jesús murió a “la hora nona”, es decir, como a las tres de la tarde del día de la Pascua judía (Marcos 15:33-37, nota). Si usamos el calendario moderno para determinar esa fecha, llegamos al 1 de abril del año 33 de nuestra era.

¿Dónde murió Jesús?
Jesús fue ejecutado en el “llamado Lugar del Cráneo, que en hebreo se llama Gólgota” (Juan 19:17, 18). En los días de Jesús, este lugar quedaba fuera de los muros de Jerusalén (Hebreos 13:12). Puede que haya estado en una colina, pues la Biblia indica que la ejecución pudo observarse “desde lejos” (Marcos 15:40). Sin embargo, hoy nadie puede decir con exactitud dónde estaba este lugar.

¿Cómo murió Jesús?
Muchos opinan que Jesús murió en una cruz, pero la Biblia señala que Jesús “llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero” (1 Pedro 2:24, Nácar-Colunga). Los escritores de la Biblia utilizaron dos términos griegos para referirse a este instrumento de ejecución: staurós y xýlon. Un buen número de expertos ha llegado a la conclusión de que estas palabras se refieren a un poste o viga vertical de madera, no a una cruz de dos palos.

¿Cómo debe conmemorarse la muerte de Jesús?
En la noche de la Pascua, una celebración anual de los judíos, Jesús se reunió con sus discípulos y estableció una sencilla ceremonia. Luego, les dio el siguiente mandato: “Sigan haciendo esto en memoria de mí” (1 Corintios 11:24). Unas horas más tarde, Jesús fue ejecutado.

Los escritores bíblicos compararon a Jesús con el cordero que se sacrificaba en la Pascua (1 Corintios 5:7). La Pascua les recordaba a los israelitas la ocasión en que fueron liberados de la esclavitud. De igual modo, la Conmemoración de la muerte de Jesucristo les recuerda a los cristianos que han sido liberados del pecado y la muerte. Los judíos celebraban la Pascua una vez al año el día 14 de nisán (un mes de su calendario lunar), y los primeros cristianos también conmemoraban una vez al año la muerte de Jesús.

En la actualidad, millones de personas por todo el mundo conmemoran la muerte de Jesús en la fecha que corresponde al 14 de nisán.

(Extraido de JW.ORG)

11 de marzo de 2017

LA RESPUESTA QUE DA LA BIBLIA - ¿Por qué es la paz mundial algo tan difícil de alcanzar?




Los seres humanos nunca podrán alcanzar la paz mundial por sus propios esfuerzos. He aquí por qué:

- “No pertenece al hombre que está andando siquiera dirigir su paso.” (Jeremías 10:23.) Los hombres no fueron creados ni con el derecho ni con la capacidad de gobernarse a sí mismos. Por eso no pueden lograr que la paz sea duradera.
- “No pongan su confianza en hombres importantes, en simples hombres que no pueden salvar, pues cuando mueren regresan al polvo, y ese mismo día terminan sus proyectos.” (Salmo 146:3, 4, Dios habla hoy, 1994.) Ni siquiera los gobernantes con las mejores intenciones pueden erradicar las causas de la guerra.
En los últimos días se presentarán tiempos críticos, difíciles de manejar. Porque los hombres serán [...] feroces, sin amor del bien, traicioneros, testarudos, hinchados de orgullo.” (2 Timoteo 3:1-4.) Vivimos en “los últimos de días” de este mundo malvado, un período de tiempo en el que las malas actitudes de la gente son un impedimento para la paz.
“¡Ay de la tierra y del mar!, porque el Diablo ha descendido a ustedes, teniendo gran cólera, sabiendo que tiene un corto espacio de tiempo.” (Revelación 12:12.) El principal enemigo de Dios, el Diablo, ha sido confinado a la vecindad de la Tierra e incita a las personas a adoptar su actitud violenta y despiadada. Mientras él sea “el gobernante de este mundo” jamás viviremos en paz (Juan 12:31).
[El Reino de Dios] triturará y pondrá fin a todos estos reinos [que se oponen a Dios], y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos.” (Daniel 2:44.) Será el Reino de Dios, y no los gobiernos humanos, el que haga realidad el sueño de vivir en paz por la eternidad (Salmo 145:16).

FUENTE: https://www.jw.org/es/ense%C3%B1anzas-b%C3%ADblicas/preguntas/paz-mundial-dif%C3%ADcil/

1 de marzo de 2017

DOCUMENTAL - ATESORARON LA BIBLIA

Un breve documental acerca de los tiempos en que la Biblia fue perseguida para intentar silenciarla y de como un grupo de hombres valientes lucharon, dando incluso muchos de ellos su propia vida, para que sea traducida al pueblo y este pudiera conocer verdaderamente la palabra de Dios.