29 de agosto de 2012

DIOS NUNCA FALLA



No hay duda que hay mucha ocasiones en que he rogado a Dios que me conceda algún don o me saque de algún problema, Él lo hizo. Estoy consciente de que  no lo hizo porque yo lo mereciera, es decir, que Dios me deba algo, sino todo lo contrario, soy yo quien le debe a Él todo, absolutamente todo.
Y es que Dios siempre ha estado ahí, cada vez que yo lo necesito. Siempre ha estado presente para mí. Nunca ha dejado de responder alguna de mis dudas. Y siempre ha llegado a mí, de alguna manera casi inexplicable, cada una de sus respuestas. Recuerdo que en alguna ocasión dilucidaba a través de la Biblia. Estaba yo seguro de algo y de repente abría la Biblia y ahí estaba la respuesta clara y firme. A pesar de que contiene miles de páginas, siempre tocaba el tema que a mi me interesaba.
Por eso le doy gracias. Gracias por todo, Jehová. Gracias enormes, infinitas, porque me hiciste menos tonto de lo que era, porque me hiciste vivir y ya no solo sobrevivir. Porque es a partir de ti, que recién tengo vida. A partir de ti, que recién sé lo que es respirar. Por eso, solo por eso, creo que el mundo puede ser siempre mejor (cuando te conozca y tenga más de ti, más de tu esencia y de tu presencia).