22 de diciembre de 2016

Discurso: ¿Por qué permite Dios el sufrimiento?

Lo más importante es la vindicación de la soberanía de Jehová. De ello depende la felicidad eterna de toda la creación. "Santificado sea tu nombre", nos enseño a pedir Jesús, y con su vida nos dio el ejemplo de como llevarlo a cabo: mediante la predicación. No hay otra forma de lograrlo. Por eso, es tan importante salir cada día y hablar de Jehová, en miles de lenguas y en miles de lugares. Es un privilegio increíblemente generoso de parte de Jehová el que seamos sus colaboradores (1 Corintios 3:9)
Un ejemplo de que lo más importante es la vindicación de su soberanía: Jehová no envió un ángel a avisar a Jacob de que José no había muerto, sino que permitió que sufriera. ¿Por qué no lo hizo? El propósito de Jehová es lo más importante. Nuestro servicio a Jehová debe estar por encima de las dificultades, nuestra lealtad a prueba de todo.


10 de diciembre de 2016

LIBRO GRATIS - ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ



¿Se ha preguntado alguna vez si Dios tiene sentimientos y emociones? o ¿Cómo es Dios? ¿Si podemos llegar a acercarnos a ese ser Todopoderoso? En realidad, todos deseamos mejorar nuestra relación con Dios. Pero, ¿podríamos mejorar nuestra relación con alguien a quien no conocemos? Por eso, es tan importante conocerlo, llegar a saber quien es él, no sólo conocerlo como creador y hacedor de todo lo conocido, sino como un Dios de amor, que se preocupa incesantemente por nosotros, por restablecer el vinculo que nosotros mismos cortamos. 
Piense en este texto: Vengan, pues, y enderecemos los asuntos entre nosotros —dice Jehová—. Aunque los pecados de ustedes resulten ser como escarlata, se les hará blancos justamente como la nieve; aunque sean rojos como tela de carmesí, llegarán a ser aun como la lana." (Isaias 1:18) Fíjese como Jehová hace un llamado amoroso para arreglar los asuntos. Y recuerde que él es el ofendido. Desde la época de Adán, fue el ser humano quien lo ofendió y decidió rebelarse contra él. Aún así, él amorosamente desea arreglar los asuntos. ¿No es sorprendente tanto amor de parte de un Dios infinitamente superior a nosotros?
Por ello es tan importante leer este libro. A través de él conoceremos mucho más acerca de Jehová Dios y de como la Biblia nos ayuda a lograr este propósito. 

Aquí les dejo el enlace: Acerquémonos a Jehová 
O también puedes copiar y pegarlo en tu barra de direcciones: 
https://drive.google.com/file/d/0Bym6Hdz9Lcc8ZEFPaHJfMGt0VGs/view

Y listo!!! puedes leerlo y enterarte más de este Dios de amor. Claro, recuerda que todas las referencias que aparecen en el libro están en la Biblia, Este sólo es una forma de hacer que tu lectura sea mas amena. Que te vaya bien con la lectura de este libro. 



9 de diciembre de 2016

JW Broadcasting Diciembre 2016 Español

Salió al aire el nuevo broadcasting de este mes, un alimento muy especial. Esta dirigido a los jóvenes, los más vulnerables ante los ataques de Satanás y de este mundo seductor. Es triste escuchar o ver las noticias de como se les agrede, se les humilla, con palabras o por la fuerza y no se toman en cuenta sus sentimientos ni se les valora. Por eso, este programa es especial porque demuestra como Jehová se preocupa por los jóvenes, los valora, los entiende y quiere que ellos sean sus amigos. Si eres joven o tienes alguien adolescente o pequeño en casa o cerca de ti, un familiar, un vecino, o cualquiera que necesite un consejo, ayúdale a ver este vídeo, entenderá que su vida tiene importancia y sentido para Dios. Jehová espera mucho de ellos: "Sé sabio, hijo mío, y regocija mi corazón, para que pueda responder al que me está desafiando con escarnio." (Proverbios 27:11) En realidad, el Dios de amor, de bondad, de humildad, de paciencia, de felicidad, Jehová, ama los jóvenes y en el broadcasting de este mes se les brinda un alimento espiritual sólido, un alimento espiritual muy especial.

8 de diciembre de 2016

Vídeo : Seamos amorosos unos con otros

Una hermosa forma de ser amorosos unos con otros a pesar del cansancio, del estress, preocupándonos por poner en primer el interés de los demás, preguntando, escuchando que le sucedió en su día, entendiendo, comprendiendo, modificando nuestra forma de ser y actuar, poco a poco, respetando los tiempos para cada cosa, para cada asunto, dejando pasar las ofensas, los insultos, rehuyendo al enojo como al veneno de la serpiente, recordando versículos de la Biblia que puedan ayudarnos a superar esos problemas, esas dificultades, tratando de evitar los malos entendidos, dando el primer paso para mantener la paz entre nosotros, rehuyendo los chismes, no hablando mal de nadie, deseando lo mejor para todos, buscando siempre los temas espirituales en nuestras conversaciones, no olvidando a los mayores, para socorrerlos, tomando la oportunidad de demostrar nuestro amor cristiano, nuestro amor por Jehová a través de ellos, fortaleciéndonos dándoles fortaleza, recibiendo a los que recién llegan a la congregación, bendiciendo a Jehová por la oportunidad de demostrarle nuestro amor, obedeciendo y practicando sus mandamientos, y empezando a ser amorosos unos con otros.

4 de diciembre de 2016

¿Aprueba la Biblia los juegos de azar?




SI UNO se dejara llevar por el cine y la televisión, pensaría que los juegos de azar —sobre todo en los casinos— son algo propio de personas ricas, atractivas y sofisticadas. Pero es obvio que la realidad es muy distinta.
En el mundo real, la lotería, las apuestas deportivas y el juego por dinero en Internet cuentan con tantos adeptos como los propios casinos. Un libro especializado en el tema señala que los juegos de azar son “un vicio casi universal cuyo atractivo se ha extendido como la pólvora” (Internet Gambling [Los juegos de azar en Internet]). El póquer, por citar un caso, se ha convertido en uno de los “deportes” de moda en la televisión y en la Red. Según cierto periódico, un grupo de expertos señaló que el número de jugadores de póquer en Estados Unidos se duplicó en tan solo dieciocho meses.
Al hablar de juegos de azar, nos referimos a aquellos en los que se apuesta una suma de dinero con la esperanza de ganar una cantidad mayor. Muchas personas creen que no hay nada de malo en hacer apuestas, siempre y cuando el dinero que se estén jugando sea el suyo y no caigan en la adicción. De hecho, el Catecismo de la Iglesia Católica sostiene que los juegos de azar “no son en sí mismos contrarios a la justicia. No obstante, resultan moralmente inaceptables cuando privan a la persona de lo que le es necesario para atender a sus necesidades o las de los demás”. Sin embargo, no se aporta ninguna base bíblica para tal afirmación. Entonces, ¿cómo debe el cristiano ver este asunto? ¿Permite la Biblia jugar por dinero?
En primer lugar, hay que admitir que las Escrituras no contienen leyes específicas sobre los juegos de azar. Sin embargo, eso no significa que no ofrezcan ninguna guía al respecto. La Biblia no proporciona una regla concreta para cada situación que se nos presenta, pero sí nos da este mandato: “Sigan percibiendo cuál es la voluntad de Jehová” (Efesios 5:17). El verbo griego que se traduce “percibiendo” conlleva la idea de “un esfuerzo y una búsqueda diligente de entendimiento” (Carta a los Efesios. Comentario para exégesis y traducción). Por lo tanto, el cristiano que desea hacer la voluntad de Dios debe esforzarse de forma diligente por entender los principios bíblicos relacionados con este tema. A continuación analizaremos algunos pasajes de las Escrituras. Mientras lee los versículos, le invitamos a que se haga las siguientes preguntas: “¿Qué relación tiene este principio bíblico con los juegos de azar? Si yo jugara por dinero, ¿estaría haciendo la voluntad de Dios?”.

El señuelo de la buena suerte

Las apuestas se basan, al fin y al cabo, en el azar. Debido a ello, y sobre todo cuando hay dinero de por medio, los jugadores suelen confiar en la suerte, una misteriosa fuerza que supuestamente controla los resultados. Por ejemplo, a fin de atraer a la buena suerte, muchas personas compran solo determinados números de lotería, soplan los dados antes de tirarlos o incluso evitan por superstición ciertas palabras en las partidas de cartas y otros juegos.
Ahora bien, ¿qué tiene de malo encomendarse a los caprichos del azar? ¿Acaso no se trata simplemente de un inocente juego? Eso era lo que creían algunos israelitas de la antigüedad. Confiaban en que la suerte podía traerles felicidad y fortuna. Pero ¿cómo vio Jehová esa forma de pensar? Por medio del profeta Isaías, Dios les dijo: “Ustedes son los que dejan a Jehová, los que olvidan mi santa montaña, los que arreglan una mesa para el dios de la Buena Suerte y los que llenan vino mezclado para el dios del Destino” (Isaías 65:11). Como vemos, Jehová considera que la creencia en la suerte es una forma de idolatría y, por tanto, incompatible con la religión verdadera. A fin de cuentas, implica que se confía más en un poder imaginario que en Dios mismo. Y, desde luego, no hay motivo para pensar que Jehová haya cambiado su forma de ver este asunto.

El origen de los premios

Tanto si se apuesta por Internet o en un casino como si se compra lotería, quienes juegan por dinero suelen pasar por alto de dónde vienen realmente los premios. Y es que la gran diferencia entre el juego por dinero y una compra —u otra transacción legítima— estriba en que el jugador pretende quedarse con el dinero que pierden los demás. Según el Centro de Adicciones y Salud Mental, de Canadá, “por cada persona que se hace rica con la lotería, hay millones que han perdido su dinero”. ¿Qué principios bíblicos pueden ayudarnos a entender lo que Dios opina sobre estos juegos?
El último de los Diez Mandamientos que recibieron los israelitas decía: “No debes desear la esposa de tu semejante, ni su esclavo, ni su esclava, ni su toro, ni su asno, ni cosa alguna que pertenezca a tu semejante” (Éxodo 20:17). En efecto, codiciar los bienes del prójimo —lo que incluye su dinero y sus pertenencias— era un pecado tan grave como desear a su esposa. Siglos después, el apóstol Pablo les recordó a los cristianos este mandato: “No debes codiciar” (Romanos 7:7). Así pues, si un cristiano quisiera quedarse con lo que su prójimo pierde, ¿no sería eso codicia?
El periodista Phillip Vogel escribió: “Lo admitan o no, [la mayoría de los jugadores] sueñan en el fondo con convertir su apuesta inicial —aunque solo sean unos pocos dólares— en una fortuna”. Ansían tener un “golpe de suerte” que los haga ricos de la noche a la mañana. Esta actitud está en marcado contraste con las Escrituras, que aconsejan que el cristiano “haga trabajo duro, haciendo con las manos lo que sea buen trabajo, para que tenga algo que distribuir a alguien que tenga necesidad” (Efesios 4:28). Además, el apóstol Pablo dijo claramente: “Si alguien no quiere trabajar, que tampoco coma”. Así que se espera que los cristianos “coman alimento que ellos mismos ganen” (2 Tesalonicenses 3:10, 12). Y es obvio que las apuestas no pueden considerarse un auténtico trabajo.
Por muy intensos que puedan resultar algunos juegos de azar, lo que se gana en ellos no es un pago merecido por un trabajo realizado o un servicio prestado. El jugador arriesga su dinero sabiendo que tiene muy pocas posibilidades de acertar, pero confiando en que el azar le favorecerá antes o después. En otras palabras, pretende obtener beneficios con poco o ningún esfuerzo. Sin embargo, las Escrituras indican que el verdadero cristiano se gana el sustento con el sudor de su frente. El rey Salomón dijo sabiamente: “En cuanto al hombre, no hay nada mejor que el que coma y en realidad beba y haga que su alma vea el bien a causa de su duro trabajo. Esto [...] proviene de la mano del Dios verdadero” (Eclesiastés 2:24). En lugar de hacer castillos en el aire o buscar soluciones fáciles, los cristianos acuden a Dios para encontrar verdadera esperanza y felicidad.

Una trampa muy peligrosa

Aun si a alguien le va bien con las apuestas, no debe permitir que el entusiasmo le impida ver las consecuencias a largo plazo. Como indica Proverbios 20:21, una persona codiciosa tal vez obtenga muchas ganancias en un primer momento, pero “su propio futuro no será bendecido”. Muchos ganadores han terminado descubriendo, para desgracia suya, que el dinero no trae la felicidad. Sin duda, es mucho mejor que hagamos caso a la Biblia y no confiemos “en las riquezas inseguras, sino en Dios, que nos proporciona todas las cosas ricamente para que disfrutemos de ellas” (1 Timoteo 6:17).
Con todo, más allá de las pérdidas y las ganancias, los juegos de azar tienen un lado mucho más oscuro. La Biblia advierte: “Los que están resueltos a ser ricos caen en tentación y en un lazo y en muchos deseos insensatos y perjudiciales, que precipitan a los hombres en destrucción y ruina” (1 Timoteo 6:9). Al hablar de un “lazo”, el versículo se refiere a una trampa diseñada para atrapar a una víctima. Así les ha sucedido a miles de personas que apostaron por primera vez una pequeña cantidad, solo para “probar suerte”: terminaron atrapadas en un “lazo” del que no pudieron escapar. Y así es como la adicción a los juegos de azar ha arruinado numerosas carreras y ha roto muchísimas familias.
Después de analizar todos estos versículos bíblicos, ¿qué opina usted? ¿Aprueba Dios el juego por dinero? El apóstol Pablo dio este consejo a los cristianos: “Cesen de amoldarse a este sistema de cosas; más bien, transfórmense rehaciendo su mente, para que prueben para ustedes mismos lo que es la buena y la acepta y la perfecta voluntad de Dios” (Romanos 12:2). El verdadero cristiano no guía su vida por la opinión popular, sino por la voluntad de Jehová. Él es el “Dios feliz” y quiere que también seamos felices (1 Timoteo 1:11). Si le obedecemos, disfrutaremos de la vida sin sufrir las tristes consecuencias del juego por dinero.


Fuente: Atalaya del 2011, 01 de marzo

26 de noviembre de 2016

Enseñanzas Bíblicas - ¿Enseña la Biblia que hay siete pecados capitales?



¿ENSEÑA LA BIBLIA QUE HAY SIETE PECADOS CAPITALES?

La respuesta que da la Biblia

La Biblia no habla de un grupo concreto de siete pecados mortales o capitales. Sin embargo, sí enseña que las personas que practican pecados graves no obtendrán la salvación. Por ejemplo, las Escrituras hablan de pecados muy graves como la inmoralidad sexual, la adoración de ídolos, el espiritismo u ocultismo, los arrebatos de ira y la borrachera, y explican que son “obras de la carne”. Además, advierten que “los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios” (Gálatas 5:19-21). (1)

¿Y no dice la Biblia que hay siete cosas que Dios odia?

Sí, es cierto. La Biblia de Jerusalén latinoamericana vierte Proverbios 6:16 de la siguiente manera: “Seis cosas detesta Yahvé y siete aborrece con toda el alma”. Pero la lista de pecados que aparece a continuación en Proverbios 6:17-19 no pretende enumerarlos todos. Sencillamente menciona siete categorías básicas que abarcan todo tipo de pecados, sean de palabra, de obra o de pensamiento. 

¿Qué significa la expresión “pecado mortal”?

Algunas traducciones utilizan en 1 Juan 5:16 la palabra mortal para calificar ciertos pecados. Un ejemplo es La Biblia de Nuestro Pueblo, que dice que “hay pecados que son mortales”. Pero esta expresión también se puede traducir como pecado que “incurre en muerte”. ¿Qué diferencia hay entre un pecado “que no incurre en muerte” y uno “que sí incurre en muerte”? (1 Juan 5:16).

La Biblia dice claramente que el pecado lleva a la muerte. Ahora bien, el sacrificio de Jesucristo nos puede salvar del pecado y de la muerte (Romanos 5:12; 6:23). No obstante, el sacrificio de Cristo no nos salva del pecado que “incurre en muerte”. A una persona que comete este tipo de pecado le gusta tanto hacer lo malo que nunca cambiará su actitud o su comportamiento. La Biblia también se refiere a ese pecado como uno que no “será perdonado” (Mateo 12:31; Lucas 12:10).

¿De dónde salió la lista de los siete pecados capitales?

Los siete pecados capitales surgieron de una lista de ocho vicios principales elaborada por el místico Evagrio Póntico en el siglo cuarto. Su obra inspiró los ensayos del monje y escritor asceta Juan Casiano. Tiempo después, en el siglo sexto, el papa Gregorio I cambió la lista de los ocho vicios de Juan Casiano y la convirtió en la lista de siete pecados capitales o mortales de la teología católica romana. Estos siete pecados son los siguientes: el orgullo, la avaricia, la lujuria, la envidia, la gula, la ira y la pereza. Para el papa Gregorio I estos pecados eran capitales, o principales, porque generaban otros pecados.

(1) Los 15 pecados graves mencionados en Gálatas 5:19-21 solo son algunos ejemplos, ya que después de mencionar estas malas obras se añade la expresión “y cosas semejantes a estas”. Por eso, el lector tiene que usar su capacidad de pensar para identificar aquellas cosas que, aunque no aparezcan en la lista, son semejantes o parecidas.

Fuente: 

https://www.jw.org/es/ense%C3%B1anzas-b%C3%ADblicas/preguntas/siete-pecados-capitales/

7 de noviembre de 2016

JW Broadcasting - Noviembre de 2016

Bellísimo programa mensual que nos brinda el esclavo fiel y discreto, nuestro alimento espiritual al tiempo adecuado. Nada mejor que escuchar la palabra de Jehová, comentada y analizada; y ver como nuestros hermanos espirituales la difunden a través del mundo. MARAVILLOSO!!!

DISCURSO - Renovemos el espíritu de abnegación

Hermoso discurso acerca del peligro de no darse cuenta de como, poco a poco, nos vamos alejando de Dios. A eso llamamos enfriarse. Por ello es tan bueno, meditar constantemente en nuestra relación con Jehová Dios, en como mejorarla y como crecer para estar bien ante los ojos de nuestro amoroso creador.

3 de noviembre de 2016

Vídeo - ¿Qué aprendemos de los ejemplos que puso Jesús?

Este es un vídeo de como podemos aprende de nuestro maravilloso maestro, Jesús. Uso muchos ejemplos, cada uno de acuerdo a las circunstancias en la que se encontraba cada persona y según sus necesidades. Un maravilloso ejemplo para copiar.

19 de octubre de 2016

DISCURSO: Nunca hagamos tropezar a otros

Discurso del hermano Stephen Lett: Nunca hagamos tropezar a otros. Nos hace reflexionar acerca de nuestra responsabilidad en la forma en la cual nos expresamos, tratamos o nos relacionamos con los demás, ya que nuestra finalidad no es hacer tropezar a nadie, sino, que escuchen las verdades y que saquen su propia conclusión.

15 de octubre de 2016

Artículo: ¿Apoya la Biblia la fiesta de Halloween?



La respuesta que da la Biblia

La Biblia no habla del Halloween. Sin embargo, un análisis del origen de esta celebración y las costumbres relacionadas con ella demuestra que está muy ligada a creencias falsas sobre los muertos y los espíritus malvados, o demonios (vea el subtítulo “El origen del Halloween y sus costumbres”).

Aunque muchas personas consideren que el Halloween es una diversión inofensiva, la verdad es que las prácticas asociadas a esta celebración no lo son. La Biblia dice claramente: “Nadie entre los tuyos deberá [...] servir de médium espiritista o consultar a los muertos” (Deuteronomio 18:10-12, Nueva Versión Internacional). Y también advierte: “No quiero que ustedes tengan algo que ver con los demonios. Ustedes no pueden beber de la copa del Señor, y también de la copa de los demonios” (1 Corintios 10:20, 21, Reina-Valera Contemporánea).

El origen del Halloween y sus costumbres

1. Samhain. Según el libro Mitos celtas, de la profesora Miranda Green, se creía que durante la fiesta pagana de Samhain —la cual se celebraba hace más de dos mil años— “los espíritus del Más Allá podían recorrer la tierra y los humanos podían visitar el mundo de los muertos”. Y añade: “La tradición de Samhain ha sobrevivido en los tiempos modernos en las fiestas de Hallow’een y del Día de Difuntos”. Ahora bien, la Biblia enseña que los muertos “no tienen conciencia de nada en absoluto” (Eclesiastés 9:5). Por tanto, no pueden interactuar con los vivos.

2. Disfraces, golosinas, regalos y travesuras. Según un libro sobre el origen de la celebración del Halloween en Estados Unidos, algunos celtas se disfrazaban de criaturas sobrenaturales para que los espíritus que deambulaban por la tierra creyeran que ellos también eran espíritus y no les hicieran maldades (Halloween—An American Holiday, An American History). Otros pretendían apaciguarlos ofreciéndoles dulces. En la Europa medieval, el clero católico terminó adoptando muchas costumbres paganas y animó a sus feligreses a disfrazarse en la víspera del día de Todos los Santos e ir por las casas pidiendo pequeños regalos a cambio de una oración por los difuntos. Pero la Biblia prohíbe mezclar las creencias paganas con el culto al Dios verdadero (2 Corintios 6:17).

3. Fantasmas, vampiros, hombres lobo, brujas y zombis. A estos personajes siempre se les ha relacionado con los espíritus malignos . Y la Biblia dice claramente que debemos luchar contra tales espíritus (Efesios 6:12). Así que no estaría bien hacerles una fiesta.

4. Faroles hechos con calabazas. Durante la Edad Media, en Gran Bretaña se acostumbraba “ir casa por casa pidiendo comida a cambio de una oración a favor de algún difunto”. Los suplicantes llevaban “faroles que consistían en nabos ahuecados, cuya vela evocaba al alma atrapada en el purgatorio” (Halloween—From Pagan Ritual to Party Night). Hay también quienes afirman que tales faroles se usaban para espantar a los malos espíritus. Ya en el siglo XIX, en América del Norte se sustituyeron los nabos por calabazas, pues eran más fáciles de conseguir, ahuecar y tallar. Estas costumbres se basan en creencias que carecen de fundamento bíblico, como aquella de que el alma es inmortal, que existe el purgatorio y que hay que orar por los muertos (Ezequiel 18:4).

Fuente: 

https://www.jw.org/es/ense%C3%B1anzas-b%C3%ADblicas/preguntas/fiesta-de-halloween/

10 de octubre de 2016

BROADCASTING - OCTUBRE 2016

Gracias a Jehová apareció ya el nuevo vídeo de JW Broadcasting. Sin duda, un alimento espiritual sólido, con mucha información para afrontar los problemas de cada día. La palabra de Jehová nos anima, nos ayuda, nos estimula, en cada paso que damos. Es mejor cuando la nave de nuestra vida es conducida por Jehová. Por eso debemos dejar que su instrucción llegue a nuestro corazón, a nuestra mente, y nos ayude a formarnos como nuevas personas. Es, sin lugar a dudas, la llegada de un buen amigo con buenas noticias este nuevo programa mensual de JW Broadcasting.

2 de octubre de 2016

VÍDEO: ¿POR QUE MURIÓ JESÚS?

A lo largo de la historia han muerto millones de personas, pero ha habido una muerte en especial: la de Jesucristo.
¿Porqué tuvo que morir? ¿Qué propósito cumplió con su muerte?


26 de septiembre de 2016

¿Es malo ser homosexual?



“Al ir creciendo, una de las cosas que más me costó fue que me sentía atraído por otros chicos. Creía que sería solo una fase, pero no me he podido librar de esos sentimientos” (David, 23 años).

David es cristiano y quiere obedecer a Dios. ¿Puede alguien como él cumplir con lo que Dios le pide? ¿Qué piensa Dios sobre la homosexualidad?

¿Qué dice la Biblia?

Lo que la gente piensa acerca de la homosexualidad cambia según la época y las costumbres locales. Pero los cristianos no seguimos a ciegas a la mayoría. No queremos ser “llevados de aquí para allá por todo viento de enseñanza”, como dice Efesios 4:14. La opinión que tenemos acerca de la homosexualidad, y de cualquier otra práctica, se basa en lo que enseña la Biblia.

La Biblia es muy clara cuando habla de las prácticas homosexuales. Veamos lo que dice.

“No debes acostarte con un varón igual a como te acuestas con una mujer” (Levítico 18:22).

“En conformidad con los deseos de sus corazones, [...] Dios los entregó a apetitos sexuales vergonzosos, porque sus hembras cambiaron el uso natural de sí mismas a uno que es contrario a la naturaleza” (Romanos 1:24, 26).

“No se extravíen [o engañen]. Ni fornicadores, ni idólatras, ni adúlteros, ni hombres que se tienen para propósitos contranaturales, ni hombres que se acuestan con hombres, ni ladrones, ni personas dominadas por la avidez, ni borrachos, ni injuriadores, ni los que practican extorsión heredarán el reino de Dios” (1 Corintios 6:9, 10).

En realidad, las normas de Dios son para todos. Sea cual sea la inclinación sexual de cada uno, todos tenemos que controlarnos para no dejar que los impulsos nos lleven a hacer algo que desagrade a Dios (Colosenses 3:5).

¿Significa eso que...?

¿Significa eso que la Biblia promueve la homofobia?

No. De hecho, la Biblia nos enseña que no debemos odiar a nadie. Es más, nos anima a que busquemos “la paz con todos”, sin importar el estilo de vida que lleven (Hebreos 12:14). Por lo tanto, burlarse, perseguir o maltratar de cualquier manera a los homosexuales está mal.

¿Significa eso que los cristianos debemos ir en contra de las leyes que permiten el matrimonio gay?

Según la Biblia, Dios solo aprueba los matrimonios entre un hombre y una mujer (Mateo 19:4-6). Sin embargo, los cristianos no estamos ni a favor ni en contra de las leyes relacionadas con el matrimonio homosexual. Adoptar o no una ley a favor de los homosexuales es en realidad un asunto político. Y la Biblia dice que no nos involucremos en cuestiones políticas (Juan 18:36).

 Pero ¿y si...?

Pero ¿y si alguien ya practica la homosexualidad? ¿Puede cambiar esa persona?

Sí, puede cambiar. De hecho, la Biblia dice que algunas personas del primer siglo lo hicieron. En su carta a los Corintios el apóstol Pablo deja claro que los que practican la homosexualidad no heredarán el Reino de Dios, y luego añade: “Eso era lo que algunos de ustedes eran” (1 Corintios 6:11).

¿Significa eso que aquellos que dejaron de practicar la homosexualidad nunca más se sintieron atraídos por ese estilo de vida? No. La Palabra de Dios dice: “Vístanse de la nueva personalidad, que mediante conocimiento exacto va haciéndose nueva” (Colosenses 3:10). Así es, cambiar la personalidad es un proceso continuo.

Pero ¿y si alguien que quiere seguir las normas divinas sigue teniendo impulsos homosexuales?

Como con cualquier otro deseo, la persona puede decidir si va a alimentar esos impulsos o dejarse dominar por ellos. ¿Y cómo se controlan? La Biblia responde: “Sigan andando por espíritu y no llevarán a cabo ningún deseo carnal” (Gálatas 5:16).

Si te das cuenta, este versículo no dice que la persona ya no tendrá deseos inmorales. Más bien, dice que si nos acostumbramos a estudiar mucho la Biblia y oramos a menudo, tendremos fuerzas para resistir esos deseos y no llevarlos a cabo.

David, que mencionamos al principio, obtuvo esas fuerzas, especialmente después de haberles contado a sus padres lo que le pasaba. Él comenta: “Me quité un gran peso de encima, y probablemente hubiera disfrutado más de mi adolescencia si hubiese hablado con ellos antes”.

Y es que somos más felices cuando obedecemos las normas de Jehová. Podemos estar convencidos de que “son rectas” y “hacen regocijar el corazón”, y de que si las seguimos tendremos grandes recompensas (Salmo 19:8, 11).

Fuente: https://www.jw.org/es/ense%C3%B1anzas-b%C3%ADblicas/familias/j%C3%B3venes/preguntan/biblia-homosexualidad-jovenes/

8 de septiembre de 2016

JW Broadcasting​ Septiembre de 2016

Salio por fin el programa mensual de los Testigos de Jehová. Es un hermoso programa espiritual donde veremos como vencer el desanimo, como lograr una nueva personalidad cristiana y, así, reflejar al gran maestro en amor y misericordia. Sin duda, un bello regalo de Jehová.


 

3 de septiembre de 2016

EL PELIGRO DE LOS VIDEOJUEGOS



¿Corren peligro los jugadores?

Un niño de 12 años “arrinconó a un rival desarmado y le apuntó muy cerca de la cabeza.
—¡Estás perdido! —exclamó el niño, sonriendo demencialmente y burlándose del personaje—. ¡Te tengo en mis manos! —Entonces oprimió el botón y le disparó en la cara al personaje, que dio un giro y cayó con la bata manchada de sangre.
—¡Te maté! —añadió el niño, riendo.”
ESTA escena de un niño jugando con un videojuego, extraída del artículo de Stephen Barr titulado “Violencia, pornografía y videojuegos”, hace surgir la pregunta de nuestro título. Hay más de cinco mil juegos electrónicos en el mercado. Algunos se consideran educativos y una forma de diversión inofensiva.
Hay juegos que enseñan geografía, a volar un avión o a pensar lógicamente y resolver problemas. Incluso hay juegos terapéuticos. Por ejemplo, uno de ellos está concebido para ayudar a quienes padecen un trastorno que afecta el aprendizaje de la lectura. Ciertos juegos también pueden ayudar a los jóvenes a hacerse más diestros en el uso de la computadora, lo cual es cada vez más importante en esta era de la tecnología.
Los expertos señalan el lado oscuro
“Algunos juegos fomentan problemas sociales como la violencia, la pornografía y el lenguaje obsceno —dice David Walsh, director del National Institute on Media and the Family—. Lo triste es que dichos juegos son muy populares entre los chicos de 8 a 15 años de edad.”
Un estudio que se realizó en Estados Unidos reveló que casi el ochenta por ciento de los videojuegos que prefieren los jóvenes contienen violencia. Rick Dyer, presidente de la compañía Virtual Image Productions, dice: “Ya no se trata de simples juegos, sino de mecanismos para aprender. Estamos enseñando a los niños, de la manera más increíble, qué se siente al apretar el gatillo [...]. Lo que no están aprendiendo son las consecuencias de hacerlo en la vida real”.
Ya en 1976, el público había condenado los juegos violentos a raíz del lanzamiento al mercado del videojuego Death Race, cuyo objetivo era atropellar a los peatones que caminaban de un lado a otro de la pantalla. El usuario que arrollara la mayor cantidad de peatones era el ganador. Los juegos nuevos y más sofisticados tienen mejores gráficos y permiten al usuario participar en actos de violencia aún más reales.
Tomemos como ejemplo el juego Carmageddon: el jugador habrá atropellado y matado a 33.000 personas para cuando haya terminado el último nivel del juego. La siguiente es una descripción de Carmageddon 2: “Las víctimas quedan aplastadas bajo los neumáticos y salpican de sangre el parabrisas; también se arrodillan e imploran misericordia, o se suicidan. Y si el jugador lo desea, puede despedazarlas”.
¿Es dañina esta simulación de actos violentos? Se han realizado aproximadamente tres mil estudios sobre este asunto, muchos de los cuales han indicado que existe una conexión entre la violencia que contienen los juegos y el aumento de la agresividad en los jugadores. Los incidentes violentos protagonizados por jóvenes suelen verse como indicativo de dicha conexión.
Algunos especialistas minimizan la influencia de los videojuegos diciendo que deben tomarse en cuenta otros factores, como la posibilidad de que los niños que ya tienen tendencias violentas son los que escogen este tipo de entretenimiento. Pero ¿acaso no será que dichos juegos violentos contribuyen al problema? Parece poco realista insistir en que a la gente no le influye lo que ve. Si eso fuera cierto, ¿por qué se gastan miles de millones de dólares anualmente en anuncios de televisión?

“La habilidad y el deseo de matar”

David Grossman, militar experto en psicología y escritor del libro On Killing (Sobre la conducta asesina), afirma que la violencia que contienen los videojuegos entrena a los niños de la misma manera que el adiestramiento militar consigue que los soldados superen su resistencia innata a matar. Por ejemplo, se descubrió que era posible vencer la renuencia a matar de un alto porcentaje de soldados de infantería con solo reemplazar en sus prácticas de tiro los blancos normales por blancos con forma humana. De igual modo, sostiene Grossman, los juegos violentos hacen que los niños desarrollen “la habilidad y el deseo de matar”.
Según un trabajo de investigación publicado en la revista Journal of Personality and Social Psychology, la violencia que contienen los juegos electrónicos pudiera ser aún más peligrosa que la que se presenta por televisión o en el cine, dado que el jugador experimenta la sensación de ejecutar los actos violentos. Es posible que la televisión convierta al niño en espectador de la violencia, pero los videojuegos pueden hacerle partícipe de ella. Además, ver una película quizá le tome tan solo un par de horas, mientras que dominar un videojuego típico puede tomarle hasta cien horas.
En algunos países se ha establecido un sistema de clasificación para informar al público que los juegos sumamente violentos son solo para adultos. Pero tal sistema es útil siempre y cuando se haga valer. Un estudio realizado en Estados Unidos reveló que el 66% de los padres encuestados ni siquiera estaban familiarizados con dicho sistema de clasificación. El director de Entertainment Software Rating Board, institución dedicada a la clasificación de los videojuegos, dice que este sistema no fue concebido para evitar que los niños consigan ciertos juegos. Explica: “Nuestro papel no consiste en dictar preferencias. Proporcionamos a los padres los medios para que determinen lo que quieren o no quieren que vean sus hijos”.

¿Juegos adictivos?
Los nuevos juegos en línea —en los que personas de todo el mundo intervienen conectándose a Internet— permiten que cada participante asuma el papel de un personaje que ha de superar diversos obstáculos. Con cada prueba superada, el jugador aumenta su sentimiento de logro. El tiempo que dedica a su personaje se convierte en una inversión y le da un sentido de satisfacción que lo impulsa a volver a jugar. Para algunos, el juego puede ser casi adictivo, una de las posibles razones por la que los juegos en línea se prolongan a veces durante meses o incluso años.
La revista Time informó que en Corea del Sur hay un gran interés en el juego en línea denominado Lineage. Quienes participan en este luchan por la victoria en un ambiente medieval. El competidor avanza por varios niveles, procurando alcanzar un rango especial. Algunos jóvenes pasan toda la noche jugando y no pueden mantenerse despiertos en clase al día siguiente. Los padres se preocupan, pero no siempre saben cómo afrontar el problema. Un jugador joven dijo lo siguiente en una entrevista: “Cuando las personas me conocen a través de la Red, creen que soy un chico inteligente, pero cuando me conocen personalmente, me aconsejan que pierda peso”.
Joonmo Kwon, psicólogo coreano, da la siguiente explicación de por qué Lineage se ha hecho tan popular: “En la sociedad coreana, uno tiene que reprimir sus pasiones y deseos ocultos, pero en el juego salen a flote”. De este modo, los jóvenes huyen de la realidad y se refugian en un mundo de fantasía. Un comentarista perspicaz describe así a los jugadores: “Para ellos, el mundo virtual es mucho más atractivo que el real. De hecho, este último es solo el lugar donde ganan el poco dinero que necesitan para seguir jugando”.
Daños a la salud
Estadísticas efectuadas en Estados Unidos revelan que el adolescente promedio de 12 años ve la televisión cuatro horas al día, sin contar el tiempo que pasa jugando a los videojuegos con la mirada fija en la computadora o el televisor. En una encuesta realizada en 1995, más del sesenta por ciento de los niños entrevistados admitieron que a menudo jugaban más tiempo de lo que esperaban, lo cual puede resultar fácilmente en que descuiden sus tareas escolares. Un estudio que se llevó a cabo en Japón reveló que los juegos de computadora estimulan solo una parte limitada del cerebro del niño. Según el estudio, los pequeños deben dedicar más tiempo a la lectura, la escritura y las matemáticas. Pero para que su cerebro se desarrolle bien, es necesario que también jueguen al aire libre y se relacionen con otras personas.
Se dice que alrededor del cuarenta por ciento de los niños norteamericanos de cinco a ocho años de edad están clínicamente obesos. Es muy probable que esto se deba a la falta de ejercicio, ya que los pequeños pasan demasiado tiempo frente al televisor o la computadora. Tan común es este problema, que una compañía ha fabricado un equipo de ejercicios que puede utilizarse mientras uno se entretiene con los videojuegos. Por supuesto, sería mucho mejor que los niños limitaran el tiempo que le dedican a estos y que participaran más en otras actividades que los ayuden a desarrollar una personalidad equilibrada.
Consideremos otra cuestión que afecta la salud: mirar fijamente una pantalla por largos espacios de tiempo puede causar daños visuales. Las encuestas señalan que por lo menos la cuarta parte de los usuarios de computadoras sufren problemas de visión. Una razón para ello es que parpadean menos, lo que provoca sequedad e irritación en los ojos. Parpadear ayuda a ver con claridad, pues estimula la producción de lágrimas y elimina las impurezas.
Como los niños no son muy conscientes de sí mismos, pueden pasar largas horas jugando con la computadora, sin apenas pausar para descansar, lo cual puede causarles fatiga ocular y visión borrosa. Los expertos recomiendan que se pause por varios minutos después de usar la computadora durante una hora.

Un próspero negocio mundial
El interés en los juegos en línea parece estar aumentando en todo el mundo. Cada vez son más los lugares donde se abren cibercafés, establecimientos equipados con computadoras en los que los clientes pagan para jugar por Internet. No es raro oír de jóvenes que gastan hasta 200 dólares al mes en dichos cafés.
No cabe duda de que la industria de los videojuegos está en auge. Se espera que el mercado de los juegos en línea se incremente más de un setenta por ciento en los próximos cinco años.
Ahora bien, esta floreciente industria tiene su lado oscuro, y los peligros son reales. Nadie —y mucho menos los niños— puede darse el lujo de arriesgar la salud, gastar una exorbitante cantidad de tiempo y dinero, o acostumbrarse a la violencia y la muerte sin pagar las consecuencias. De modo que difícilmente puede decirse que los videojuegos son siempre educativos y una forma de diversión inofensiva. David Walsh, citado antes, advierte: “Es probable que la industria del esparcimiento sea más poderosa de lo que creemos. Y puesto que los padres tienen la responsabilidad de proteger a sus hijos, su concepto de protección tiene que irse modificando al ritmo que cambia el mundo del entretenimiento”.
Lo cierto es que, como dice la Biblia, “la escena de este mundo está cambiando” (1 Corintios 7:31). Y parece que no hay nada que cambie más rápido que las formas de divertirse. Simplemente tratar de mantenerse al paso con las tendencias e influencias que bombardean a sus hijos todos los días abruma a numerosos padres. Pero esto no debe ser causa de desánimo. Muchos padres han tenido éxito en criar a sus hijos porque les han ayudado a concentrarse en lo que de veras importa. Los niños, al igual que nosotros, necesitan entender que el entretenimiento —sea por la computadora, la televisión o cualquier otro medio— nunca satisfará las necesidades más importantes del ser humano, pues como dijo Jesús en cierta ocasión, la felicidad verdadera es posesión de quienes “tienen conciencia de su necesidad espiritual” (Mateo 5:3).
[Nota]
Además, algunos aconsejan que los usuarios descansen la vista cada quince minutos, fijando la mirada en objetos distantes. Otros sugieren que se sienten por lo menos a medio metro de la pantalla y que no utilicen la computadora cuando estén cansados.

Algunos peligros de los juegos electrónicos
 Los videojuegos que tienen contenido violento suelen fomentar un comportamiento agresivo.
 A menudo hacen que el jugador se sienta más que un simple espectador de la violencia, pues están concebidos para convertirlo en partícipe de ella.
 Pueden hacer que a las personas influenciables les cueste distinguir entre la realidad y la fantasía.
 Al igual que una adicción, a veces hacen que el jugador descuide obligaciones importantes y su relación con los demás.
 Con frecuencia consumen tiempo que los niños deberían dedicar a otras actividades importantes, como estudiar, relacionarse con otras personas y participar en juegos creativos.
 Conllevan fijar la vista por largo tiempo en una pantalla, lo que puede causar fatiga ocular.
 Privan al jugador del ejercicio necesario, lo que a menudo ocasiona problemas de obesidad.
 Consumen dinero y tiempo.

Una manera de vencer el hábito
Un cristiano de 23 años llamado Thomas recuerda: “Cuando era estudiante, no cumplía con mis tareas porque pasaba mucho tiempo jugando con videojuegos. Posteriormente, esta práctica me afectó de otras maneras. Seguí jugando incluso después de llegar a ser ministro voluntario de tiempo completo. Por fin me di cuenta de que este hábito me estaba robando demasiado tiempo y energías. En ocasiones, cuando jugaba antes de salir a predicar o de asistir a una reunión cristiana, se me hacía muy difícil concentrarme. Casi siempre estaba pensando en cómo resolver, al llegar a casa, algún problema que me había planteado el juego. Se vieron afectados mi estudio personal y mi lectura regular de la Biblia. El gozo que sentía al servir a Dios empezó a disminuir.

”Una noche, ya tarde, mientras estaba acostado, me di cuenta de que no podía continuar viviendo así. Me levanté, encendí la computadora, seleccioné todos los juegos y apreté la tecla de borrar. ¡Desaparecieron en un instante! No me fue nada fácil hacerlo. Descubrí que estaba más apegado a ellos de lo que me imaginaba. Pero también sentí que había logrado una gran victoria porque sabía que aquello era por mi propio bien. Admito que he comprado varios videojuegos desde entonces, pero ahora soy mucho más estricto conmigo mismo. Tan pronto percibo que me cuesta mantener el equilibrio, vuelvo a apretar la tecla de borrar.”

23 de agosto de 2016

Las excusas: ¿cómo las ve Jehová?



LA MUJER que me diste para que estuviera conmigo, ella me dio fruto del árbol y así es que comí”, dijo el hombre. Ante tal acusación, la mujer respondió: “La serpiente... ella me engañó, y así es que comí. Estas excusas que Adán y Eva presentaron a Dios marcaron el inicio de una práctica que ha plagado desde entonces a la humanidad (Gén. 3:12, 13).
El castigo que Jehová impuso a nuestros primeros padres por haberle desobedecido deliberadamente demuestra que no vio con bue
nos ojos aquellas justificaciones (Gén. 3:16-19). ¿Debemos concluir, por lo tanto, que él no acepta ninguna excusa? ¿O considera que algunas son válidas? Y si así fuera, ¿cómo saber cuáles acepta y cuáles no? Para averiguar la respuesta, primero tenemos que entender qué son las excusas.
Las excusas se definen como las razones que se presentan por haber hecho o dejado de hacer algo, o para evitar realizar cierta cosa. En algunos casos son explicaciones válidas que se dan con el propósito de pedir perdón por cierta falta cometida. Sin embargo, tal como lo ilustra el caso de Adán y Eva, también puede tratarse de simples pretextos que ocultan la verdadera motivación. Debido a que la mayoría de las excusas suelen ser de este tipo, no es raro que se las mire con desconfianza.
En vista de lo anterior, los cristianos deben tener cuidado al poner excusas, en especial cuando se trata de su servicio a Dios, pues corren el riesgo de estar “engañándose a sí mismos con razonamiento falso” (Sant. 1:22). Por ello, repasemos algunos principios y ejemplos bíblicos que nos permitirán “[asegurarnos] de lo que es acepto al Señor” (Efe. 5:10).
¿Qué espera Jehová de nosotros?
Las Escrituras contienen los mandamientos que debemos obedecer los siervos de Dios. Por ejemplo, el mandato que dio Jesús en el siglo primero de “[hacer] discípulos de gente de todas las naciones” sigue siendo válido para todos sus seguidores hoy día (Mat. 28:19, 20). De hecho, es tan importante cumplirlo que el apóstol Pablo exclamó: “¡Ay de mí si no declarara las buenas nuevas!” (1 Cor. 9:16).
No obstante, hay personas que, aunque llevan mucho tiempo estudiando la Biblia con nosotros, no se deciden a predicar las buenas nuevas del Reino (Mat. 24:14). Otros participaban en esta obra, pero han dejado de hacerlo. ¿Qué razones suelen presentar en estos casos? Veamos lo que hizo Jehová en el pasado cuando algunos siervos suyos dudaron de que pudieran cumplir los mandatos que él les había dado.
Excusas que Dios no acepta
“Es demasiado difícil.” La predicación tal vez parezca una tarea imposible, en especial para quienes son tímidos. Pero el caso de Jonás nos ofrece grandes lecciones. Jehová le mandó que anunciara la inminente destrucción de Nínive, una comisión que lo hizo sentir intimidado. Y no era para menos, pues aquella ciudad era la capital de Asiria, un imperio conocido por su crueldad y violencia. De seguro, el profeta se preguntó: “¿Qué me va a pasar si voy? ¿Me irán a hacer daño?”. Por eso, en vez de ir a Nínive a cumplir su comisión, huyó en la dirección contraria. Sin embargo, Jehová no aceptó las excusas de Jonás, sino que volvió a ordenarle que fuera a advertir a los ninivitas. Esta vez el profeta cumplió su asignación con valentía, y Dios bendijo su labor (Jon. 1:1-3; 3:3, 4, 10).
Tal vez a usted le parezca que la predicación es demasiado difícil. En tal caso, tenga presente que “todas las cosas son posibles para Dios” (Mar. 10:27). Por eso, no deje de pedirle su ayuda. Podemos estar seguros de que él nos dará a todos las fuerzas que necesitamos. Si nos armamos de valor, nos bendecirá (Luc. 11:9-13).
“Es que no tengo ganas.” ¿Qué puede hacer si no siente el deseo de cumplir con el ministerio cristiano? Recuerde que Jehová puede llegar hasta lo más íntimo de nuestro ser e influir en nuestros sentimientos. Pablo escribió: “Dios es el que, por causa de su beneplácito, está actuando en ustedes a fin de que haya en ustedes tanto el querer como el actuar” (Fili. 2:13). Por lo tanto, pidámosle a Jehová que nos haga sentir el deseo de servirle. El rey David le hizo una petición parecida: “Hazme andar en tu verdad” (Sal. 25:4, 5). Así pues, implorémosle a Jehová que nos impulse a querer agradarle.
Claro está, hay veces que nos sentimos tan cansados o desanimados que tenemos que obligarnos para asistir a las reuniones o salir a predicar. ¿Significa eso que no amamos de verdad a Jehová? Por supuesto que no. Los siervos fieles de Dios de la antigüedad también tuvieron que luchar por hacer la voluntad divina. Pablo, por ejemplo, dijo que para obedecer a Jehová tenía que “aporrear” su cuerpo, por decirlo así (1 Cor. 9:26, 27). Aunque en ocasiones tengamos que obligarnos a cumplir con nuestro ministerio, podemos estar seguros de que Dios nos bendecirá, pues sabe que lo hacemos por la motivación correcta: porque lo amamos. Además, así demostramos que Satanás miente al afirmar que dejaremos de servir a Jehová si atravesamos dificultades (Job 2:4).
“No tengo tiempo.” Si alguien piensa que está demasiado ocupado para participar en el ministerio, es vital que se replantee sus prioridades. Jesús dio un principio que debe guiar nuestros pasos: “Sigan, pues, buscando primero el reino” (Mat. 6:33). Para cumplirlo, tal vez sea necesario que simplifiquemos nuestro estilo de vida o que dediquemos menos tiempo al entretenimiento y más a la predicación. Las diversiones y otras actividades personales tienen su lugar, pero no podemos usarlas como excusas para descuidar nuestro servicio. El primer lugar en la vida de todo cristiano deben ocuparlo los asuntos espirituales.
“No me siento capaz.” Quizá usted crea que no tiene las habilidades necesarias para ser ministro de las buenas nuevas. Pero no tiene por qué desanimarse: algunos siervos de Dios de tiempos bíblicos también se sintieron incapaces de cumplir con sus asignaciones. Tomemos el caso de Moisés. Cuando Jehová le dio cierta comisión, él le respondió: “Dispénsame, Jehová, pero no soy persona que hable con fluidez, ni desde ayer ni desde antes de eso ni desde que hablaste con tu siervo, porque soy lento de boca y lento de lengua”. Aunque Jehová le aseguró que lo iba a ayudar, Moisés le pidió que enviara a otra persona: “Dispénsame, Jehová, pero envía [tu mensaje], por favor, por la mano de aquel a quien vas a enviar” (Éxo. 4:10-13). ¿Cómo reaccionó Dios?

No eximió a Moisés de su comisión, sino que nombró a Aarón para que lo ayudara (Éxo. 4:14-17). Además, durante todos los años que siguieron, nunca lo abandonó y siempre le dio todo lo necesario para cumplir con sus asignaciones. En nuestros días, Jehová puede impulsar a hermanos con más experiencia para que nos apoyen en el ministerio. Y lo que es más importante, nos asegura en su Palabra que nos dará la capacitación necesaria para realizar la labor que nos ha encargado (2 Cor. 3:5; véase el recuadro “Los años más felices de mi vida”).
“Me siento ofendido por lo que me hicieron.” Hay quienes dejan de predicar o asistir a las reuniones porque están molestos por lo que les hizo algún hermano. Aunque esos sentimientos son comprensibles, ¿los considera Jehová una excusa válida para caer en la inactividad espiritual? Pensemos en el caso de Pablo y Bernabé. Sin duda se sintieron dolidos después de un serio desacuerdo que acabó en “un agudo estallido de cólera” (Hech. 15:39). Pero ¿dejaron de participar en el ministerio? De ninguna manera.
Algo que no debemos olvidar cuando algún hermano, en su imperfección, nos ofende es que él no es nuestro enemigo. El verdadero enemigo es Satanás; es él quien desea devorarnos. No le demos la victoria; más bien, pongámonos “en contra de él, sólidos en la fe” (1 Ped. 5:8, 9; Gál. 5:15). Si tenemos una fe fuerte, podremos superar las decepciones (Rom. 9:33).
Cuando las circunstancias limitan nuestro servicio
Como hemos visto, no hay razones bíblicas para dejar de cumplir con los mandamientos divinos, como el de predicar las buenas nuevas. Sin embargo, sí pudiera haber razones válidas que justifiquen una participación más limitada en el ministerio. Tal vez tengamos responsabilidades bíblicas que nos consumen mucho tiempo. O puede que en ocasiones nos encontremos tan agotados o enfermos que no podamos hacer tanto como quisiéramos. En estos casos, nos anima la garantía que nos da Jehová en su Palabra de que él ve nuestro deseo sincero de servirle y toma en cuenta nuestras limitaciones (Sal. 103:14; 2 Cor. 8:12).
Por lo tanto, no nos juzguemos con demasiada dureza, ni a nosotros ni tampoco a los demás. Tengamos presentes estas palabras de Pablo: “¿Quién eres tú para juzgar al sirviente de casa ajeno? Para su propio amo está en pie o cae” (Rom. 14:4). En vez de cometer el error de compararnos con nuestros hermanos, recordemos que “cada uno de nosotros rendirá cuenta de sí mismo a Dios” (Rom. 14:12; Gál. 6:4, 5). Tampoco olvidemos que cuando le oramos a Jehová y le damos las explicaciones necesarias, debemos hacerlo con “una conciencia honrada” (Heb. 13:18).
Servir a Jehová nos llena de alegría
Todos podemos sentirnos felices al servir a Dios, sean cuales sean nuestras circunstancias, porque él nunca es irrazonable ni nos pide imposibles. ¿Cómo lo sabemos?

La Palabra de Dios nos dice: “No retengas el bien de aquellos a quienes se les debe, cuando sucede que está en el poder de tu mano hacerlo” (Pro. 3:27). ¿Notó la expresión “está en el poder de tu mano”? ¿Qué nos enseña sobre lo que Jehová espera de nosotros? Que él nos pide que hagamos lo que esté en nuestra mano; no nos exige que logremos lo mismo que los demás. Así es, todo cristiano —sea que esté en su mano hacer mucho o poco— puede servir a Jehová con toda el alma (Luc. 10:27; Col. 3:23).

FUENTE: http://wol.jw.org/es/wol/d/r4/lp-s/2010763