Hagamos el bien a todo el mundo sin importar el credo o el color, el sexo o la raza; sino, utilicemos los instrumentos necesarios para amar. Los que quieren hacer el mal buscan cualquier motivo para hacerlo, están atentos esperando la ocasión propicia (1 Pedro 5, 8) Nosotros también estemos atentos buscando cualquier ocasión para hacer el bien intensamente, hagámoslo como desesperados, como si hacerlo fuera nuestra droga, porque haciendo el bien glorificamos a Dios, que es fuente de todo bien. Si la gente malvadagoza haciendo lo malo que le viene del corazón, encontremos nuestro gozo haciendonos el bien unos a otros. No necesitamos una razón para empezar. Cedamos el asiento, cedamos el paso, cuidemos de usar palabras amables, tiernas, amorosas, en nuestro decir, en nuestro modo de comportarnos. No seamos bruscos, violentos, carentes de sinceridad, sino que inclinémonos a la luz y no a la oscuridad. No importa si al hacer el bien nos pagan con mal, el hacer el bien mismo es nuestra recompensa y Dios Santo que esta en los cielos lo tomara en cuenta. No hagamos el bien esperando recibir algo a cambio, porque entonces enturbiaremos nuestra acción. Que el hacer el bien sea nuestro modo correcto de actuar, de andar en la vida.
Que el Padre Santo todopoderoso que esta en los cielos los bendiga a cada uno de ustedes en nombre de Nuestro Señor Jesucristo, su único hijo.