Siempre he creído en Dios. Lo confieso. Aunque transité, como muchos, por caminos yertos, desolados, siempre había algo dentro de mí que lo buscaba, que lo llamaba. En realidad, había desandado los caminos que de niño habían sido el motor de mi vida. Recuerdo que encontré una palabra de aliento, de consuelo, en la Biblia. Y luego de muchos años he regresado a ella, para beber de sus hojas.
De niño yo sufría de asma. Mis horas, en aquellas crisis, realmente eran terribles, asfixiantes, literalmente. No había espacio para que el aire ingresara en mis bronquios inflamados. y más de una vez pensé en lo terrible que era morir así, asfixiado. Mi padre solía llevarme sobre su espalda, a una farmacia cercana. Y es que en aquellos días, las farmacias eran escasa debido al terrorismo, la crisis económica que dejó el primer gobierno de Alan García, la delincuencia, la escasez de energía, y la terrible administración aprista de las empresas estatales. Muy pocos tenían teléfono en aquellos días. Y es que para la instalación debías esperar tres o cuatro meses, en el mejor de los casos.
En medio de todas esas terribles crisis se sumaban mis crisis asmáticas. Pasaba días dentro de la cama, mirando a través de la ventana, como los niños jugaban a la pelota o como se divertían haciendo todo lo que un niño de su edad debía de hacer. Era realmente desconsolador. Pero en medio de toda aquella soledad, de todo ese sinsabor, surgió la palabra bendita de Dios.
En aquel tiempo empecé a leer la Biblia. Me apasionaban los relatos de la creación, del diluvio, la historia de Abraham, de Isaac, de Jacob, de Moisés. Empece a amar la vida de estos hombres dedicados a un Dios llamado Jehová. En aquel tiempo conocí su nombre pero, debo decirlo con vergüenza. lo olvidé. No quiero agotar aqui mi historia ni como llego a pasar eso, pero fue terrible. Y reconozco que mi vida hubiera sido mucho mejor si yo, y mi familia también, hubiéramos permanecido fieles a Dios.
El cómo deje de tener crisis asmáticas lo atribuyo a Dios. En verdad, he tomado múltiples medicamentos (ventoline, ventide, salbutamol), corticoides por montón, y más de un remedio casero (desde los baños con eucalipto; beber limón con cebolla, ajos y demás) hasta pastillas de uña de gato. y ha sido recientemente que estas crisis han desaparecido, coincidentemente con el tiempo que llevo acercándome a Jehová. Y es que yo creo que Jehová Dios santifica , purifica, cura, todo aquello que Él toca y creo que ha tenido la compasión de acercarse un poquito a mí. Espero servir toda mi vida lealmente a mi Dios. Si, Él Dios que yo he elegido.