23 de diciembre de 2008

Razones


Y por esta y otras razones dejé de escribirte
de buscarte en la cima de los vientos
de hallarte al pie de las colinas
de invocarte en la tentación de las noches
porque lo eras todo para mí
la más larga agonía del más triste amor
y a pesar de todo eso
cuando al fin amé tu ausencia
volviste desde aquel infierno
donde amaste la pleitesía de las bestias
que se rendían ante ti
ese era tu consuelo
y llegaste una tarde
desde los extramuros del mundo
a morir en los bosques azules de mis versos
y es que creciste
enamorada del vuelo siniestro de mis letras
arrinconada bajo la lluvia vital de mi voz
cuando ya todos habían marchado
a buscar las estrellas perdidas de la memoria
y los girasoles ardientes de tu estirpe
te alcanzaron
te dieron más de ti
de lo que yo nunca podría darte
y es que en este juego de las horas
donde apenas alcanza para un amor o dos
al pie de los acantilados
los días crecen como niños empapados por la muerte.