¿Por qué se celebra?
Celebramos la Cena del Señor para recordar el sacrificio que Jesús hizo por nosotros y mostrar nuestro agradecimiento (Mateo 20:28;1 Corintios 11:24). Esta celebración no es un sacramento ni se trata de una práctica religiosa que conceda algún don especial como el perdón de pecados.
* La Biblia enseña que Dios puede perdonar nuestros pecados solo si ejercemos fe en Jesús, y no gracias a algún rito religioso (Romanos 3:25; 1 Juan 2:1, 2).
¿Con qué frecuencia?
Jesús les mandó a sus discípulos que celebraran la Cena del Señor, pero no especificó la frecuencia (Lucas 22:19). Algunas personas creen que debería celebrarse todos los meses; otras, cada semana, todos los días, varias veces al día o tan a menudo como la persona lo considere necesario. Sin embargo, hay algunos factores que debemos tener en cuenta.
Jesús instituyó la Cena del Señor el mismo día que se celebraba la Pascua judía; y horas más tarde murió (Mateo 26:1, 2). Esto no fue una simple coincidencia. Las Escrituras comparan el sacrificio de Jesús al del cordero de la Pascua (1 Corintios 5:7, 8). La Pascua se celebraba una vez al año (Éxodo 12:1-6; Levítico 23:5). Los primeros cristianos también celebraban la Conmemoración de la muerte de Jesús una vez al año, y los testigos de Jehová hacemos lo mismo, pues seguimos el modelo que aparece en la Biblia.
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Fecha y hora
El modelo que estableció Jesús nos ayuda a determinar no solo la frecuencia, sino también el día y la hora de esta celebración. Él la instituyó el 14 de nisán del año 33 después de la puesta del Sol, según el calendario lunar bíblico (Mateo 26:18-20, 26). Los Testigos también celebramos cada año la Conmemoración en esa misma fecha, siguiendo el ejemplo de los primeros cristianos. El 14 de nisán del año 33 cayó en viernes, pero cada año puede caer en un día de la semana diferente. Para saber qué día corresponde al 14 de nisán, los testigos de Jehová utilizamos el método que se seguía en la época de Jesús, y no el que usan los judíos en la actualidad.
El pan y el vino
En esta nueva celebración, Jesús usó el pan sin levadura y el vino tinto que habían sobrado de la comida de la Pascua (Mateo 26:26-28). Por esta razón, nosotros también usamos pan sin levadura y sin condimentos añadidos, y vino tinto que no sea jugo de uva sin fermentar, ni vino al que se le haya añadido azúcar, licor, hierbas o especias.
Algunas religiones usan pan fermentado. Sin embargo, en la Biblia, la levadura muchas veces simboliza el pecado y la corrupción (Lucas 12:1; 1 Corintios 5:6-8; Gálatas 5:7-9). Por eso, el pan sin levadura y sin condimentos representa muy bien el cuerpo perfecto de Cristo (1 Pedro 2:22). Otras religiones sustituyen el vino por jugo de uva, en contra de lo que dicen las Escrituras. Lo hacen porque prohíben, sin base bíblica, el consumo de alcohol (1 Timoteo 5:23).
Son símbolos, no la carne o la sangre literales de Jesús
El pan sin fermentar y el vino tinto que se usan durante la Conmemoración son símbolos que representan el cuerpo y la sangre de Cristo. No se transforman milagrosamente en su cuerpo o sangre literales, como piensan algunos. Tampoco se mezclan con su carne y sangre. Veamos la base bíblica de esta enseñanza.
- Si Jesús les hubiera mandado a sus discípulos beber de su sangre, lo que les habría estado pidiendo es que desobedecieran el mandato de Dios de abstenerse de sangre (Génesis 9:4; Hechos 15:28, 29). Pero esto no sería lógico, porque Jesús nunca les habría mandado hacer algo que violara las leyes de Dios sobre la santidad de la sangre (Juan 8:28, 29).
- Los apóstoles no bebieron la sangre de Jesús en sentido literal porque, esa noche, él mismo dijo que su sangre había de ser derramada, indicando que su sacrificio todavía no había ocurrido (Mateo 26:28).
- Jesús ofreció su sacrificio “una vez para siempre” (Hebreos 9:25, 26). Si el pan y el vino se convirtieran en su cuerpo y sangre cada vez que se celebra la Cena del Señor, los que participan estarían repitiendo ese sacrificio constantemente.
- Jesús dijo: “Sigan haciendo esto en memoria de mí”, no dijo: “Sigan haciendo esto para repetir mi sacrificio” (1 Corintios 11:24).
Las personas que creen en la transubstanciación —es decir, que el pan y el vino se convierten en el cuerpo y sangre literales de Jesús— se basan en cómo se han traducido ciertos textos de la Biblia. Por ejemplo, según lo traducen muchas versiones, Jesús se refirió al vino con estas palabras: “Esta es mi sangre” (Mateo 26:28). Sin embargo, las palabras de Jesús se pueden traducir como: “Esto significa mi sangre” o “esto representa mi sangre”. Como hizo muchas veces al enseñar, Jesús estaba usando en esta ocasión una metáfora (Mateo 13:34, 35).
¿Quiénes toman del pan y del vino?
Cuando los testigos de Jehová celebran la Cena del Señor, muy pocos toman del pan y del vino. ¿Por qué?
Con la sangre que Jesús derramó, se estableció “un nuevo pacto” que reemplazó el que Jehová había hecho con el antiguo pueblo de Israel (Hebreos 8:10-13). Los que están incluidos en ese nuevo pacto son los que comen el pan y beben el vino durante la Conmemoración. No pueden hacerlo todos los cristianos, sino solo “los que han sido llamados” de una manera especial por Dios (Hebreos 9:15; Lucas 22:20). Estos cristianos reinarán con Cristo en el cielo. La Biblia especifica que solo 144.000 personas tendrán ese honor (Lucas 22:28-30; Revelación [Apocalipsis] 5:9, 10; 14:1, 3).
A diferencia del “rebaño pequeño” que reinará con Cristo, la inmensa mayoría de nosotros tiene la esperanza de ser parte de “una gran muchedumbre” que vivirá para siempre en la Tierra (Lucas 12:32;Revelación 7:9, 10). Aunque los que tenemos la esperanza de vivir en la Tierra no tomamos del pan ni del vino, sí asistimos a la Conmemoración para expresar nuestro agradecimiento por el sacrificio que hizo Jesús por nosotros (1 Juan 2:2).
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