17 de agosto de 2016

Jehová lo cuidará




“Jehová mismo lo sustentará [durante su] enfermedad.” (SALMO 41:3)

COMO es natural, todos queremos tener buena salud. Si usted alguna vez ha tenido una enfermedad muy grave, tal vez llegó a preguntarse si lograría curarse. O quizás se pregunta lo mismo si tiene a un amigo o un familiar muy enfermo. La Biblia habla de varias personas que se preguntaban si un día se curarían. Una de esas personas fue el rey Ocozías, que era hijo de Acab y Jezabel. Él tuvo una caída y preguntó si se recuperaría de sus heridas. Más tarde, el rey Ben-hadad de Siria también quiso saber si alguna vez se curaría (2 Reyes 1:2; 8:7, 8).

En tiempos bíblicos, Jehová a veces usó su poder para curar a algunas personas. Incluso les dio su poder a algunos profetas para resucitar muertos (1 Reyes 17:17-24; 2 Reyes 4:17-20, 32-35). Por eso, algunas personas que están enfermas se preguntan si hoy día Dios también usará su poder para curarlas.

Jehová puede usar su poder para hacer que algunas personas se enfermen. Por ejemplo, él castigó con una enfermedad a un rey de Egipto y a la hermana de Moisés (Génesis 12:17; Números 12:9, 10; 2 Samuel 24:15). Y cuando los israelitas le desobedecieron, Dios los castigó con plagas y enfermedades (Deuteronomio 28:58-61). Pero Jehová también puede usar su poder para proteger a sus siervos y hacer que no se enfermen (Éxodo 23:25; Deuteronomio 7:15). A veces incluso curó a algunos de ellos. Por ejemplo, curó a Job cuando estaba tan enfermo que quería morirse (Job 2:7; 3:11-13; 42:10, 16).

Al igual que Jehová, Jesús puede curar a las personas. Cuando estuvo en la Tierra, curó a leprosos, epilépticos, ciegos, paralíticos y a otros enfermos (leaMateo 4:23, 24; Juan 9:1-7). Estos milagros nos hacen imaginar todo lo que Jesús hará en el Paraíso. Cuando vivamos allí, nadie dirá: “Estoy enfermo” (Isaías 33:24).

Entonces, si estamos muy enfermos, ¿podemos esperar que Jehová o Jesús usen su poder para curarnos hoy día? ¿Qué debemos tomar en cuenta cuando vamos a elegir un tratamiento?

BUSQUE LA AYUDA DE JEHOVÁ

Jehová les dio su espíritu santo a los primeros cristianos, y algunos de ellos pudieron hacer milagros (Hechos 3:2-7; 9:36-42). Por ejemplo, algunos curaron aenfermos y otros hablaron idiomas que no sabían hablar (1 Corintios 12:4-11). Pero la Biblia dijo que esos milagros dejarían de suceder, y eso fue lo que pasó (1 Corintios 13:8). Por eso, hoy día no esperamos que Dios haga un milagro para curarnos a nosotros o a nuestros seres queridos.

Pero si estamos muy enfermos, Jehová nos consolará y nos apoyará. Eso fue lo que hizo con sus siervos en el pasado. El rey David escribió: “Feliz es cualquiera que obra con consideración para con el de condición humilde; en el día de calamidad Jehová le proveerá escape. Jehová mismo lo guardará y lo conservará vivo” (Salmo 41:1, 2). ¿Quiso decir David que si en esa época una persona ayudaba a alguien humilde, esa persona nunca moriría? No. Lo que quiso decir es que si esa persona enfermaba, Dios la ayudaría y la cuidaría (Salmo 41:3). Nos anima saber que Jehová sabe lo que estamos sufriendo y no se olvida de nosotros. Él nos da valentía y sabiduría para enfrentar una enfermedad. Y además, ha hecho que nuestro cuerpo pueda recuperarse por sí mismo de algunas enfermedades.
El Salmo 41 habla de cuando el rey David estaba muy enfermo. Según parece, estaba muy preocupado porque su hijo Absalón quería quitarle el poder. Pero David estaba tan enfermo que no podía hacer nada para detenerlo. Él sabía que los problemas de su familia eran por culpa del pecado que cometió con Bat-seba (2 Samuel 12:7-14). ¿Qué hizo entonces? Le dijo a Jehová: “Muéstrame favor. De veras sana mi alma, porque he pecado contra ti” (Salmo 41:4). David sabía que Jehová había perdonado su pecado y buscó su ayuda mientras estaba enfermo. Pero ¿esperaba que Jehová hiciera un milagro y lo curara?

En el pasado, Jehová decidió usar su poder para curar a algunas personas. Por ejemplo, cuando el rey Ezequías estaba a punto de morir, Jehová hizo que se curara y viviera 15 años más (2 Reyes 20:1-6). Entonces, ¿esperaba David que Jehová también hiciera un milagro con él? No. Él esperaba que Dios lo ayudara tal como ayudaría a la persona que es buena “con el de condición humilde”. David era un buen amigo de Jehová, así que le podía pedir que lo consolara y lo cuidara mientras estuviera enfermo. También le pidió que lo ayudara a recuperarse. Nosotros podemos pedir lo mismo que David (Salmo 103:3).

El apóstol Pablo y otros cristianos tenían poder para curar enfermos (leaHechos 14:8-10). Por ejemplo, Pablo una vez curó a un hombre que tenía fiebre y una infección muy grave. Hechos 28:8 dice que “oró, puso las manos sobre él, y lo sanó”. Pero Pablo no curó a todas las personas enfermas que conoció. Por ejemplo, él tenía un amigo llamado Trófimo, que lo acompañó en un viaje de predicación (Hechos 20:3-5, 22; 21:29). Durante el viaje, Trófimo se enfermó. Pero Pablo no lo curó, así que Trófimo ya no pudo seguir acompañándolo (2 Timoteo 4:20). Pablo tenía otro amigo, llamado Epafrodito. La Biblia dice que se enfermó y estuvo a punto de morir, pero no dice que el apóstol lo curara (Filipenses 2:25-27, 30). Como vemos, Pablo y otros cristianos no curaron a todos los cristianos de sus tiempos.

TENGA CUIDADO CON ALGUNOS CONSEJOS

Lucas era médico y acompañó a Pablo en algunos viajes de predicación (Hechos 16:10-12; 20:5, 6; Colosenses 4:14). Quizás lo ayudó a él y a otros cristianos cuando se enfermaron durante esos viajes (Gálatas 4:13). Como dijo Jesús, los que están enfermos necesitan que los ayude un doctor (Lucas 5:31).

Lucas no era solo alguien a quien le gustaba dar consejos para tener buena salud. Él era un médico de verdad. Por eso cuando escribió el libro de Lucas y el de Hechos, usó algunas palabras médicas y escribió sobre algunas curaciones que hizo Jesús. ¿Dónde o cuándo aprendió medicina? La Biblia no lo dice. Pero tal vez fue en una escuela de medicina que había en Laodicea, cerca de la ciudad de Colosas. Quizás por esto Pablo mencionó a Lucas en su carta a los colosenses y les dijo que les enviaba sus saludos.
Hoy día, ningún hermano puede hacer milagros para curarnos. Pero algunos quieren ayudarnos a mejorar la salud y tal vez nos ofrezcan consejos, aunque no los hayamos pedido. Claro, algunos consejos pueden ser buenos. Por ejemplo, Pablo sabía que Timoteo tenía algunos problemas de estómago, tal vez por tomar agua contaminada. Así que le aconsejó que tomara un poco de vino (lea 1 Timoteo 5:23).* (Lea la nota.) Pero debemos tener cuidado con los consejos que nos den. Un hermano quizás intente convencernos de que probemos algún medicamento o remedio natural. O quizás nos diga que debemos o no debemos comer ciertos alimentos. Tal vez nos diga que eso ayudó a algún familiar suyo que tenía un problema parecido. Pero eso no quiere decir que también nos ayudará a nosotros. Un medicamento o tratamiento puede ayudar a muchas personas, pero hacer daño a otras (lea Proverbios 27:12).

SEA PRUDENTE

Todos queremos tener buena salud para disfrutar de la vida y servirle a Jehová. Pero como somos imperfectos, nos enfermamos. Quizás podamos elegir entre varios tratamientos, y tenemos derecho a decidir cuál seguiremos. Pero debemos ser prudentes. Algunas personas o compañías tal vez nos digan que tienen un tratamiento que nos va a curar. Pero puede que lo hagan solo para ganar mucho dinero. Quizás digan que muchas personas lo están usando y que han mejorado. Pero no debemos probar cualquier cosa con tal de sentirnos mejor y vivir más tiempo. Proverbios 14:15 dice que la persona prudente no se cree todo lo que le dicen, sino que piensa bien antes de decidir.

Si somos prudentes, tendremos cuidado con los consejos que recibamos, sobre todo si vienen de alguien que no tiene la capacitación apropiada. Debemos preguntarnos: “¿Estoy seguro de que esa vitamina, dieta o remedio natural ha ayudado a otras personas? Incluso si les ha funcionado a otros, ¿cómo sé que me funcionará a mí? ¿Debería investigar más y consultar a un especialista?” (Deuteronomio 17:6).

También debemos ser prudentes al decidir qué pruebas médicas nos haremos o qué tratamientos seguiremos (Tito 2:12). Es muy importante tener cuidado sobre todo si la prueba o el tratamiento que alguien nos ofrece parece algo extraño. ¿Puede explicarnos con claridad cómo funciona? ¿Hay algo raro o sospechoso en la explicación? ¿Tiene el apoyo de muchos médicos? (Proverbios 22:29.) Puede que alguien nos diga que se ha encontrado una cura en un lugar muy lejano y que muchos médicos todavía no la conocen. Pero ¿hay pruebas de que esa cura de verdad existe? O tal vez hasta nos ofrezca un producto que tenga algún “ingrediente secreto” o alguna fuerza misteriosa. Esto puede ser muy peligroso. Jehová no quiere que usemos magia ni poderes sobrenaturales (Deuteronomio 18:10-12; Isaías 1:13).

“¡BUENA SALUD A USTEDES!”

En tiempos de los primeros cristianos, los hermanos que dirigían la predicación les enviaron una carta a los cristianos para decirles que tenían que evitar ciertas cosas. La carta terminaba con estas palabras: “¡Buena salud a ustedes!” (Hechos 15:29). Es cierto que estas palabras solo eran una forma de despedirse. Pero nos recuerdan que es normal que todos deseemos tener buena salud.


Fuente: http://wol.jw.org/es/wol/d/r4/lp-s/402015925?q=enfermos&p=par#h=14


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