24 de abril de 2011

TU ERES EL SALVADOR




Señor, yo sé que a veces no doy la otra mejilla contra el rencor y me tomo a pecho las ideas  imposibles que estallan en mis oidos, sin yo quererlo; y niego de cuando en cuando la esencia de tu amor. Sé, Señor, que no marcho al rescate del desamparado ni cobijo en mi pecho al que sufre el desconsuelo de este mundo agitado y violento, y prefiero muchas veces mi sorda tranquilidad. Y a todo el que me dice: "yo soy así, déjame en paz, no te metas en mi vida", me encojo de hombros y digo: "bueno" y casi siempre pienso: "es tu decisión", y me marchó, aunque mi cuerpo este ahí, en el mismo lugar. Pero es que a veces es tan dificil esto de seguir la ruta en que tu derramaste tu sangre y tu preciosa vida, el camino en el que tu amor nos salvo. Sé de muchos que dicen que "los derechos humanos son..." (tú sabes lo que dicen, pero no reconocen que el mayor concepto del amor, de los derechos "humanos", lo diste tú: humanamente divino, entregar la vida por el prójimo, por el que incluso nos odia  o que nos entrega a los brazos de la muerte). Pocos reconocen lo que tu hiciste, y me sorprende que cada vez menos sean creyentes y mas sean remisos que ni siquiera creen que tu eres real,que tú eres un personaje del tiempo y el espacio. 
     Veo la televisión, escucho la radio, las conversaciones de los amigos en el bus, en la calle, y no estás tú presente en el día de tu sacrificio. ¿Cuál es la respuesta? ¿Por qué rapidamente nos alejamos de ti? ¿Hay un gozo oscuro en andar en el desierto sin ti? ¿Es que no lo vemos, ni lo sentimos? ¿Estamos tan atados a lo material que ya no escuchamos el sonido de nuestra propia alma que cada mañana se levanta, gracias a ti, con una nueva oportunidad? ¿Nos adentramos tanto en la selva oscura que ya los rayos de tu luz no nos alcanzan? ¿Dónde hemos de parar mi buen Señor? ¿De qué manera te podemos servir mejor? ¿Aún hay tiempo, Buen amigo? 
      Buen Maestro, escucha siempre a aquellos que te buscan y te siguen, toman su cruz y van tras de ti, no los desampares en medio de esta jugla de asfalto que solo da penumbras donde ensangrentar los pies.
        Gloria a ti, mi buen Jesús. Bendito eres en la gloria de Jehová Santisimo, nuestro Dios, rey del universo. 




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